Visita a España y apoyo religioso
Foujita también vendió sus cuadros del momento a principios de los años cincuenta en varias muestras de carácter comercial en Bilbao, Madrid y Barcelona. Desde entonces sus piezas han formado parte de algunas exposiciones colectivas, como L'atelier de Montparnasse que se vio en Vigo el pasado año, pero nunca se ha reunido una exposición antológica como la que se puede ver hasta el 4 de septiembre en el Centre Cultural Bancaixa, según aseguró ayer la comisaría Sylvie Buisson y los responsables de la entidad financiera. Tres días después, la muestra se exhibirá en el Museu Diocesà de Barcelona. De hecho, la muestra está organizada por Bancaixa y el Arzobispado de Barcelona, y se enmarca dentro de los actos oficiales del Año de Japón en Europa, que tiene como objeto fomentar el intercambio entre la Unión Europea y el país asiático.
El director del Museu Diocesà de Barcelona, el padre Josep M. Martí Bonet, destacó ayer que la "figura de Foujita armoniza perfectamente una simbiosis entre Occidente y Oriente, simbiosis que mantuvo tras su bautismo que se celebró en Reims en 1959 y que sigue siendo un ejemplo". Una vez convertido a la fe cristiana, el pintor realizó obras con motivos religiosos como la coronación de la Virgen, el paraíso, el infierno o el Apocalipsis. Se trata de un artista cuya obra "despierta verdadera devoción", añadió Martí Bonet, que reivindicó como "absolutamente necesario el diálogo entre Oriente y Occidente para superar muchos de los problemas actuales".
El vicepresidente de la Fundació Bancaixa José Vicente Torres, resaltó la coincidencia de la obra de Foujita con la exhibición de algunos grabados de su amigo Picasso, en la misma sede. Bancaixa posee una de las colecciones de grabados más importantes del artista malagueño.
En el catálogo de la exposición, Francesc Miralles recuerda la estancia del artista japonés en Barcelona, donde inauguró una exposición en La Pinacoteca, que fue un éxito de ventas. En el acto de apertura, Foujita coincidió con Dalí.
Miralles recuerda la reacción de la crítica de entonces hacia las obras fechadas entre 1950 y 1953 de Foujita. Mientras algunos reconocen su "alto sentido decorativo", su virtuosismo como dibujante o su pulcritud; otros lo descalifican como un mero dibujante elemental o lo despachan de plano por hacer "refritos preciosistas, boticelliescos, feminizantes y puericultores". Todo ello no fue obstáculo para que la burguesía barcelonesa comprase prácticamente todas las obras.
Christian Parisot, por su parte, repasa en el catálogo la relación entre Foujita y Modigliani.
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