Inauguraciones de verano

El presidente Camps y la alcaldesa Barberá inauguraron ayer, 18 de julio, cuatro institutos en tres horas. Y es sólo el principio. El jefe del Consell se comprometió a construir 120 centros escolares "antes de 2007", lo que, dividido, viene a dar siete inauguraciones al mes antes de entrar en el año electoral.

El "maratón inaugurador", como lo llamó la alcaldesa de Valencia, llevó a los dos políticos de la Malva-Rosa a la avenida de Baleares, de allí a la Fuente de San Luis y de allí al barrio de Malilla.

"Yo no entiendo esta costumbre de inaugurar sin niños...", comentaba la madre de un alumno del Isabel de Villena, el primero de la lista. En pleno verano, los cuatro institutos estaban vacíos, a excepción de los respectivos directores, y de un puñado de profesores, padres y alumnos.

Fuentes de la Consejería de Educación explicaron el asunto por la dificultad de casar las agendas de los políticos. A pesar de que el nuevo Isabel de Villena acaba de cumplir dos años de funcionamiento, y algo parecido ocurre con el de Baleares y el de Malilla. El instituto de la Fuente de San Luis fue inaugurado, en el sentido práctico, en septiembre de 2004.

Los nuevos institutos son en todo caso unos estupendos ejemplos de diseño. El de Baleares costó 8.080.000 euros; el Isabel de Villena, 7.620.000; el de la Fuente de San Luis, 6.400.000 y el de Malilla, con menos alumnado, 4.500.000. Son amplios, algunos "ajardinados", otros tienen modernas aulas de informática, todos disponen de gimnasio y dos de ellos, para satisfacción del presidente Camps, de trinquet, la pista que se utiliza para jugar a pilota.

Los institutos estaban vacíos pero no puede decirse que los actos resultaran fríos. La delegación oficial superaba las 30 personas, sumando a los guardaespaldas y sin contar a los chóferes, que aguardaban fuera, con los motores de los Audi A-6 y de los Ford Mondeo encendidos, para que dentro el aire acondicionado pudiera funcionar.

Junto a Francisco Camps y Rita Barberá estuvieron el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Alejandro Font de Mora, y numerosos representantes de Ciegsa (Construcciones e Infraestructuras Educativas de la Generalitat Valenciana SA), encargada de construir los edificios. No estuvo, en cambio, su consejero delegado, Máximo Caturla, también por cuestiones de agenda.

El presidente y la alcaldesa contemplaron cómo se descubrían las cuatro placas, dieron cuatro discursos cada uno, disfrutaron frugalmente de los cuatro aperitivos preparados y parecieron repartirse los papeles.

Camps hizo hincapié en el esfuerzo. El esfuerzo de las dos administraciones para crear las infraestructuras necesarias para lograr la generación mejor formada de valencianos. Barberá, en cambio, se encargó de describir cada instituto como magnífico, maravilloso, colorista o con olor a mar, según el caso.

Oposición y sindicatos criticaron la jornada inauguradora. El Sindicat de Treballadors i Treballadores del País Valencià (STEPV) afirmó que la "supuesta inauguración" de los centros educativos era un "nuevo episodio de propaganda de la Generalitat Valenciana". Una estrategia para "dar la imagen de que se hace algo cuando encontramos muchos proyectos, no sólo educativos, paralizados por la falta de recursos económicos".

El portavoz de Educación del PSPV en el Ayuntamiento, Juan Soto, tachó el maratón de "pantomima efectista, una tomadura de pelo que consiste en reinaugurar centros en funcionamiento". El socialista y el sindicato coincidieron en destacar como uno de los principales problemas educativos de la ciudad de Valencia la inexistencia de escuelas infantiles.