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'Time' afirma que el asesor de Bush fue la fuente del 'caso Plame'

El jefe de Gabinete del vicepresidente Cheney reveló la identidad de una agente de la CIA

El pulso sobre la filtración que puso al descubierto a una agente de la CIA está en el centro del debate político de Washington. Mientras surgen detalles del papel jugado por la Casa Blanca -el semanario Time dice que Karl Rove, asesor de George W. Bush, fue su primera fuente sobre el caso, y que el jefe de Gabinete de Dick Cheney lo confirmó-, los demócratas mantienen su petición de que Rove dimita. La mayoría de los analistas no creen que el presidente vaya a abandonar al arquitecto de sus victorias electorales.

Hace dos años, el ex diplomático Joseph Wilson escribió un artículo en el que denunciaba el desprecio del Gobierno hacia un informe que él había elaborado en 2002 por encargo de la CIA sobre la ausencia de pruebas de que Irak quiso conseguir uranio en Níger. Desde la Casa Blanca se divulgó después que la misión no había sido encargada por el vicepresidente Cheney -principal valedor de la falsa tesis del arsenal nuclear de Sadam Husein-, sino que Wilson la logró porque su esposa trabajaba en la CIA.

La filtración, cuyo objetivo era desacreditar el argumento de que la Casa Blanca había exagerado la amenaza iraquí, acabó sirviendo para revelar el nombre de Valerie Plame. Si eso se hace a sabiendas, dice la ley, es un delito contra la seguridad castigado con la cárcel. Justicia abrió una investigación. El portavoz de la Casa Blanca dijo que era ridículo pensar que había altos cargos involucrados.

El fiscal que dirige la investigación citó a declarar a los periodistas que recibieron la filtración. Judith Miller, de The New York Times, se negó, y está en la cárcel desde hace 12 días. Matt Cooper, del semanario Time, aceptó porque su revista entregó los documentos del caso. Ayer, Cooper publicó que Rove fue el primero en decirle que la esposa de Wilson estaba en la CIA.

El dato no cambia el panorama porque fue otro periodista, Bob Novak, el que había escrito el nombre de Valerie Plame, y Rove ha declarado, a través de su abogado, que Novak ya lo conocía de otra fuente y que Rove corroboró la información.

En la NBC, Cooper reiteró ayer lo que escribe en Time, incluido que también habló de Valerie Plame y de Wilson con Lewis Libby, jefe de Gabinete de Cheney. Desde el principio, su nombre, junto al de Rove, figuraba en todas las apuestas. Entre lo mucho que falta por saber está -a no ser que alguien haya cometido perjurio- el nombre del filtrador inicial: Cooper señaló que puede haber otras fuentes, aparte de Rove y Libby.

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Conclusiones del periodista

Cooper, que añade que Rove concluyó la conversación telefónica con la afirmación "ya he dicho demasiado", llega a estas conclusiones: "¿Me dijo Rove el nombre de Plame o que era una agente secreta? No. ¿A través de mi conversación con él supe por primera vez que la esposa de Wilson trabajaba con la CIA y podía haber sido la responsable de su viaje a Níger? Sí. ¿Dijo Rove que ella trabajaba en la agencia, en el tema de armas de destrucción masiva? Sí. ¿Fue apropiado que me dijera que el informe se iba a desclasificar? No lo sé. ¿Algo de todo esto es un delito? Ni idea".

Republicanos y demócratas están inmersos en una feroz batalla sobre el asunto. Ken Mehlman, presidente del Partido Republicano, defendió ayer en la NBC a Rove -recibió la primera información sobre Valerie Plame de un periodista- y dijo que no tienen razón los que exigen su dimisión. Para John Modesta, que fue jefe de Gabinete de Clinton, decir que Rove no está implicado "es mentira"; "su credibilidad está hecha pedazos", añadió.

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