Pacto de Estado sobre sanidad

Ahí esta el envite del presidente de la Junta, Manuel Chaves: consensuar con todas las fuerzas políticas la cifra que reclamará Andalucía por financiación autonómica. Quiere hacerlo una vez conozca la propuesta del nuevo modelo que plantee el Gobierno de la nación y cuya negociación se calcula que se abordará en el último trimestre del año. Antes, sin embargo, hay otra cita más urgente, como es la de definir el planteamiento andaluz a defender en relación a la financiación sanitaria. Aquí quiere repetir Chaves el mismo camino; de ahí que, esta semana, el consejero de Economía y Hacienda, José Antonio Griñán, mantenga reuniones con los distintos grupos parlamentarios con el objetivo de explicar cuál es la posición de partida de la Junta. La idea es, en la medida de lo posible, alcanzar, igualmente, un consenso básico que de más fuerza aún a Andalucía en sus negociaciones con Madrid y el resto de comunidades.

De esta forma, Griñán pone en marcha el compromiso adquirido por Chaves en la ronda de contactos que mantuvo con los distintos líderes políticos con el fin del impulsar el debate sobre la reforma del Estatuto. Está por ver si el consejero aúna voluntades, aunque, a tenor de las primeras reacciones, parece que tiene muy difícil cerrar un posicionamiento común de partida. Para abrir boca, el presidente andaluz ya ha adelantado que está dispuesto a asumir una siempre impopular subida de impuestos para financiar la sanidad. Si bien tiempo atrás se mostraba poco partidario de una medida de este tipo, ahora parece que ha cambiado sustancialmente su criterio. Tal vez sea porque en Madrid ya han dejado bien claro que, de cara al nuevo modelo, el Ejecutivo central está dispuesto a afrontar el gasto en este capítulo, y que se ha disparado en todas las autonomías, aplicando un mayor control de gasto y aumentando al máximo los impuestos especiales, hidrocarburos, tabaco y alcohol, que recaudan las autonomías.

En principio, por ahí parece que no están dispuestos a pasar en el Partido Popular, formación que considera que esa subida de impuestos no deja de ser más que un peaje político que han de pagar los socialistas por los apoyos que reciben tanto en el gobierno central como en Cataluña. Como réplica, los socialistas se preguntan cómo los populares pueden acometer planes de mejora de la sanidad y, al mismo tiempo, bajar los impuestos. En todo caso, se trata de conseguir garantizar la sostenibilidad del sistema público de salud como pilar esencial del Estado de bienestar.

Donde, por el contrario, sí parece que hay más posibilidades de entendimiento entre todas las fuerzas políticas es en fijar como criterio para recibir los ingresos correspondientes el de la población acogida al sistema así como a los desplazados y los inmigrantes. Lo ideal sería llegar a un gran pacto de Estado en relación a este asunto, al igual que ocurrió con las pensiones, tal y como lo plantea Griñán, aunque todo hace indicar que se tendrá que trabajar a fondo un acuerdo en este sentido. Quiere, en definitiva, que se conciba este problema como una cuestión no de financiación autonómica sino de financiación del Estado de bienestar. Grandes pretensiones, en fin, para un debate político excesivamente condicionado por el cuerpo a cuerpo que suscita la discusión sobre el modelo territorial, y que sigue estando más abierta que nunca en nuestro país.

Precisamente, Chaves tendrá oportunidad, de nuevo, este miércoles, en la capital de España, de insistir en su mensaje de no permitir que se consoliden privilegios de una comunidad sobre otra, precisamente, en el momento en el que Pascual Maragall trata de salvar, in extremis, su reforma estatutaria. Así que su mensaje, en un ciclo sobre la reforma del Senado, será, otra vez, analizado con lupa.