Las pistas del 7-J conducen a Al Qaeda
Detenido en Egipto el químico acusado de preparar los explosivos, de fabricación casera
Crece la sospecha de que Al Qaeda está detrás del 7-J. Londres ha reconocido que un presunto miembro de la organización entró en el Reino Unido dos semanas antes de los atentados y que no fue puesto bajo vigilancia. Ayer fue detenido en El Cairo un químico que vivía en un piso de Leeds, que al parecer fue utilizado después por los suicidas.
Magdi Mahmoud al Nashar, de 33 años, sospechoso de ser el ingeniero, fue detenido el martes o el miércoles por la policía egipcia en un humilde barrio de El Cairo. Al Nashar, un bioquímico de 33 años que el pasado 6 de mayo se doctoró en la Universidad de Leeds, podría ser el responsable de fabricar las bombas que han acabado con la vida, de momento, de 54 personas, incluidos los cuatro suicidas. Es lo que sostiene la prensa inglesa aunque la policía británica, que sigue desde hace días su pista, no le ha acusado formalmente.
Igual que los suicidas, Al Nashar -quien ha negado su participación en los atentados-, no levantó sospechas durante su estancia en Inglaterra. Quienes le conocieron sólo tienen palabras de elogio: "No había nada, ni remotamente, siniestro en él. Era encantador e inteligente; un típico egipcio de buenas maneras y un químico bastante brillante", asegura al diario Yorkshire Post un hombre que le trató a menudo durante su estancia en la Universidad de Leeds.
Al Gobierno egipcio tampoco le cuadra la versión de que Al Nashar pueda ser un posible terrorista. El ministro de Interior de Egipto, Habib el Adli declaró anoche al diario Al Gomhuria que las conclusiones de la prensa británica eran "precipitadas y nada agradables". Según el ministro, Al Nashar "no tiene vinculación alguna con Al Qaeda".
Magdi al Nashar llegó de vacaciones a El Cairo hace dos semanas. Algunos de sus vecinos ingleses declararon días atrás que él explicó su salida de Reino Unido por la necesidad de renovar su visado. Una excusa, que de ser cierto lo que afirman los testigos, no se corresponde a la realidad: el Ministerio de Interior británico ya le había renovado el permiso de estancia para este año.
Nada más aterrizar en El Cairo, Al Nashar se presentó en el Centro Nacional de Investigación egipcio, que subvenciona sus estudios en Leeds, y nunca trató de ocultarse. "Es difícil creer que haya hecho algo así", declaró a la agencia Associated Press el director del centro, Hany al Nazer. "He hablado con sus colegas y ninguno ha podido mencionarme nada malo acerca de él. Lo único que dicen es que era inteligente y tranquilo. Sus colegas afirman que no han tenido con él problemas de violencia o disputas ideológicas".
Pero la policía ha encontrado explosivos en el apartamento de Al Nashar en Leeds y cree que ese piso fue utilizado por los suicidas. Su detención se produjo tras una intervención conjunta de los servicios secretos de Reino Unido, Estados Unidos y Egipto. La participación estadounidense se debe a que Al Nashar estudió en la Universidad de Carolina del Norte en 2000. Fuentes de los servicios secretos británicos aseguraron a la BBC que Al Nashar no les resultaba conocido hasta ahora.
La presencia de un químico entre los terroristas cobra especial importancia después de que el diario The Times y la BBC afirmaran ayer que los investigadores creen ahora que la bomba fue de fabricación casera y no el sofisticado explosivo militar que creyeron detectar en las primeras investigaciones.
Según The Times, se trata de la misma sustancia utilizada por el británico Richard Reid cuando el 22 de diciembre de 2001 intentó derribar el avión en el que viajaba de París a Miami. La bomba estaba insertada en la suela de su zapato, pero Reid levantó las sospechas de un pasajero cuando intentaba activarla. Estudios posteriores demostraron que la bomba tenía potencia suficiente para abrir un boquete en el fuselaje.
La pista de Al Qaeda creció aún más al saberse que un presunto miembro de la red terrorista entró en Reino Unido a través de un puerto en el canal de la Mancha dos semanas antes de los atentados y aparentemente se marchó sólo unas horas antes de que explotaran las bombas de Londres. Aunque su identidad era conocida por los servicios secretos, no fue sometido a vigilancia durante su estancia en el país.
Al cierre de esta edición, la agencia Reuters informó de cuatro detenciones en Pakistán, presuntamente relacionadas con el 7-J. Los investigadores creen que el ideólogo de la operación podría ser un británico de origen paquistaní que habría huido antes de producirse los atentados. También creen que alguno de los suicidas podría haber sido reclutado por Al Qaeda cuando estaba en Pakistán estudiando el Corán.
Musulmanes moderados
El jefe de Scotland Yard, sir Ian Blair, afirmó que no hay indicios de que ese hombre tuviera relación con el 7-J, pero añadió que los investigadores esperaban encontrar un vínculo entre Al Qaeda y los atentados, que hasta ahora se han cobrado 54 víctimas, de las que 41 ya han sido identificadas.
Sir Ian Blair visitó ayer una mezquita en Romford, en la periferia al este de Londres, en la que pidió la colaboración de la comunidad musulmana para prevenir atentados y dio garantías de que la policía perseguirá cualquier abuso contra la población musulmana. El jefe de Scotland Yard explicó que el problema no es el fundamentalismo religioso sino "la perversión que ha ocurrido aquí, la misma perversión que ha llevado a extremistas cristianos a matar a médicos abortistas en Estados Unidos". "Tenemos que aprovechar este momento para que la comunidad musulmana británica, ayudada por toda la gente de buena voluntad, colabore en la lucha contra el terrorismo. Ha llegado el momento de pasar de la conmoción e incredulidad al compromiso activo. El terrorismo no va a ser derrotado por la policía o los servicios de inteligencia, al terrorismo lo van a derrotar las comunidades".
No muy lejos de allí, en Plaistow, en el corazón del East End londinense, la familia y los amigos íntimos celebraban el funeral de Shahara Akhter Islam, de 20 años, la primera víctima del atentado que ha sido enterrada.
Anoche, la familia de Hasib Hussain, el suicida de 18 años que asesinó a Shahara y a una decena más de personas en el autobús de la línea 30 a su paso por Tavistock Square, hizo público un comunicado en el que condenan el atentado, aseguran que no tenían ningún conocimiento de que su hijo pudiera estar implicado en actividades de ese tipo y prometen su absoluta colaboración con la policía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Detenciones
- Investigación antiterrorista
- Terrorismo internacional
- 7-J
- Política exterior
- Egipto
- Al Qaeda
- Reino Unido
- Operaciones antiterroristas
- Europa occidental
- Atentados terroristas
- Política antiterrorista
- Lucha antiterrorista
- Europa
- Relaciones exteriores
- Grupos terroristas
- Proceso judicial
- Terrorismo
- Política
- Justicia