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TERROR EN LONDRES | La opinión del mundo islámico

El nigeriano Fatayi-Williams murió en el autobús 30

La madre sollozante cuya imagen captó la atención mundial hace pocos días, cuando hizo un llamamiento para encontrar a su hijo, Anthony Fatayi-Williams, ha visto confirmados sus temores. Scotland Yard identificó a Anthony, de origen nigeriano, como una de las víctimas del atentando en el autobús de la línea 30 que estalló en la plaza de Tavistock. Fatayi, de 26 años, que vivía en Hendon, al norte de Londres, se dirigía a la oficina de una empresa de petróleo en Liverpool Street cuando encontró la muerte. Su madre viajó desde Nigeria a Londres para buscar a su hijo, y el lunes protagonizó en la Tavistock las primeras imágenes públicas de dolor que ha podido ver la opinión pública británica.

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Un total de 25 de las 54 víctimas han sido identificadas. La última fue Sam Ly, un australiano de 28 años que resultó herido en la explosión del autobús de la plaza de Tavistock. Sam, que viajaba en el piso superior, perdió el conocimiento a consecuencia de las heridas que le provocó el estallido y no volvió en sí. Se había mudado recientemente a Londres desde Melbourne con su novia, Mandy Ha.

También Anat Rosenberg, de 29 años, había llegado a Londres desde otro país. Ahora temía regresar a Israel, su tierra, por el miedo a los atentados de terroristas suicidas. Murió en la explosión del autobús. Su novio, John Falding, dice que el jueves pasado estaban hablando por teléfono cuando oyó una explosión seguida de gritos. Luego se cortó la comunicación.

Phil Beer, peluquero de 22 años, del norte de Londres, murió en el túnel del metro entre las estaciones de King's Cross y Russell Square. Según su familia, era una persona muy alegre y pintoresca. Llevaba el pelo teñido de rojo y negro, tenía un piercing en el labio y exhibía un tatuaje de un dragón celta en el brazo. Sus familiares han pedido a los asistentes al funeral que vistan colores brillantes en honor del difunto. "Su pérdida nos ha dejado un gran vacío a todos y echamos de menos su risa alta y contagiosa", señalan. En el mismo atentado murió Adrian Johnson. Tenía 37 años y dos hijos. Era director técnico en una empresa textil y un padre muy cariñoso, según sus allegados.

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