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El Pentágono exportó a Abu Ghraib las 'técnicas' de la base de Guantánamo

Defensa aprobó en 2002 una lista de 16 métodos agresivos para interrogar a presos

Los senadores del Comité de las Fuerzas Armadas escucharon el miércoles una lista de vejaciones cometidas sobre presos, pero no en la prisión de Abu Ghraib, sino en la base de Guantánamo. Cuando existe una sospechosa similitud de procedimientos significa que los abusos se deben a una política, a un modelo, no a la indisciplina de jóvenes reservistas. "Está claro que los malos tratos no procedían de unos policías militares gamberros del turno de noche", afirmó el demócrata Carl Levin.

El informe recoge el resultado de las investigaciones del Pentágono sobre las 26 denuncias recogidas por el FBI y referidas a técnicas utilizadas en los interrogatorios de la prisión de Guantánamo en el segundo semestre de 2002. Lo interesante, además de comprobar qué acusaciones se admiten y cuáles no, es que el informe confirma la aplicación de técnicas autorizadas. En diciembre de 2002, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, aprobó 16 técnicas para que los interrogadores quebraran la resistencia de sospechosos de terrorismo, especialmente en el caso de Mohamed Qahtani, el supuesto vigésimo secuestrador del 11-S.

En el informe expuesto ante el comité del Senado, dos responsables del Pentágono confirman que en los interrogatorios de sospechosos se usó "excesivo calor, frío o ruido para incomodar a los presos" y "se alteró su horario nocturno", pero todo ello estaba autorizado, igual que, en un caso, el empleo de perros para aterrorizar a un detenido. Se reconoce que eran procedimientos "agresivos y creativos", pero nunca torturas.

Como en la prisión de Abu Ghraib, en Irak, hubo mujeres que utilizaron en los interrogatorios técnicas de género, un eufemismo que esconde mecanismos para incomodar y violentar especialmente a musulmanes: rociar a un detenido con falsa sangre menstrual o con perfume, frotarse contra él, ponerle en la cabeza prendas femeninas... Aunque el método, en general, se autorizaba, el informe dice que la mujer que usó la sangre simulada recibió una reprimenda; en su defensa, ella alegó que el preso le había escupido.

Ese caso, según Defensa, no estaba entre las posibilidades autorizadas, como tampoco las amenazas proferidas por un interrogador contra la familia de un preso. Y tampoco estaba previsto en las normas especiales algo que ocurrió en dos ocasiones (prisioneros esposados a anillas en el suelo de las celdas, para obligarles a seguir el interrogatorio en posición fetal), ni cuando un policía militar utilizó cinta de embalar para tapar la boca "a un preso ruidoso". Se desmiente, en cambio, que se denegara agua y comida a los detenidos.

Un personaje clave en la aplicación de estas creativas técnicas en Guantánamo fue el general Geoffrey Miller, el primer mando en la prisión de la base situada en territorio cubano y que más tarde, con la experiencia adquirida, ayudó en Abu Ghraib.

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El Pentágono recomendó medidas disciplinarias contra Miller, pero la recomendación se estrelló contra el Mando Sur del Ejército, porque su responsable dijo que no se habían producido violaciones del reglamento. Miller hubiera sido el militar de más alta graduación sancionado por los casos de torturas y malos tratos en las prisiones militares.

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