Habitat presenta el Ecourban, un gran edificio sostenible en el 22@
El grupo privado encarga la obra al estadounidense William McDonough
Habitat Grupo Empresarial presentó ayer el Ecourban Barcelona, un complejo de oficinas y aparthotel que se construye en la frontera del 22@, en una gran manzana cerca del tanatorio de Sancho de Ávila, que pretende convertirse en "punto de referencia de los edificios sostenibles", según la constructora. El diseño arquitectónico corre a cargo del estadounidense William McDonough, uno de los grandes expertos en el tema.
El complejo está situado entre las calles de Sancho de Ávila, Almogàvers, Zamora y Pamplona en una manzana de 14.000 metros cuadrados de las que se edificará el 66%, con una superficie total construida de 33.156 metros cuadrados. Ecourban constará de tres edificios, dos de oficinas y un aparthotel, aparcamientos subterráneos, y unos 2.000 metros cuadrados de jardines y zonas de paseo y descanso que serán privadas pero de acceso público. Habitat invierte 59,5 millones de euros en el complejo y, según su director general, Fernando Cirera, el valor de mercado será de 65,5 millones.
Pero lo que hace interesante el edificio, más allá de su magnitud y de las imágenes iniciales sobre su forma arquitectónica, es el hecho de que se presenta como un modelo de arquitectura ecológica. William McDonough, autor junto al químico Michael Braungart del libro Cradle to cradle (De la cuna a la cuna) (Editorial McGraw-Hill), fue definido por Bruno Figueras, presidente de Habitat, como "uno de los gurús de la sostenibilidad", y ayer en Barcelona explicó el proyecto y algunas de sus teorías.
Los tres grandes ejes sobre los que se ha diseñado Ecourban se centran en la utilización de materiales reciclables, libres de productos tóxicos y procedentes de empresas o explotaciones madereras con garantías ecológicas; el ahorro energético y la generación alternativa de otras fuentes mediante la cubierta de placas solares en el "edificio azul" de oficinas y de un tejado verde que absorberá el agua de la lluvia, refrescará el ambiente y lo aislará acústicamente en el "edificio verde"; y la orientación de los edificios (45 grados al Sur) para permitir la entrada de luz del sol a lo largo de todo el año, lo que permitirá ahorrar en iluminación artificial, y una modulación de las sombras que contribuya al ahorro energético de los edificios de oficinas. La ventilación natural, el sistema de persianas y paravientos y las fachadas con enredaderas verdes son otros elementos que contribuirán a ahorrar entre el 30 y el 40% de la energía en relación con otros edificios similares. Las placas solares crearán del 10 al 15% del consumo total de energía del edificio, una proporción que, indicó Tony McLaughlin, de la ingeniería inglesa Bureau Happold, "es lo máximo que se puede esperar de este tipo de energía en este caso".
En opinión de McDonough, "este tipo de edificios son fundamentales para la supervivencia del mundo". Su objetivo, explica, es crear edificios que funcionen como un ser vivo y que tengan como objetivo ser seguros, ofrecer suelo limpio, ahorrar energía y permitir el reciclaje de los materiales utilizados. Tienen que ser "inteligentes ecológicamente", afirma el arquitecto, que está diseñando una ciudad en China y realiza otros muchos proyectos en todo el mundo (www.mcdonough.com).
El de McDonough, sin embargo, no es el único ejemplo de arquitectura sostenible en Barcelona. Por ejemplo, ya se ha construido un edificio de viviendas en el número 99 de la calle de Pau Claris de Barcelona, de los catalanes Felipe Pich-Aguilera y Teresa Batlle -que representará a España en un congreso sobre arquitectura sostenible en Tokio el próximo septiembre- y La novia, edificio que proyecta Frank O. Ghery en la Sagrera y que también pretende ser ejemplo de sostenibilidad.
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