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El presidente de Volkswagen promete mano dura contra la corrupción

La multinacional pagó millones de euros en dietas sin justificar

El escándalo de corrupción podría costarle a la compañía automovilística alemana Volkswagen millones de euros, según calcula su presidente, Bernd Pischetsrieder, que se ha comprometido a emplear mano dura en este caso. El periódico Bild aseguraba ayer que el consejero y jefe de personal Peter Hartz también tenía una amante a cuenta de la empresa: Joselia R., una brasileña de 35 años.

"Parece que las pérdidas podrían estar en torno a una cifra de al menos seis dígitos", declaró Pischetsrieder al Bild. La fiscalía de Braunschweig investiga una red de empresas creada por ex altos cargos de Volkswagen para hacer negocios con esta compañía. El escándalo ya se ha cobrado las dimisiones de Peter Hartz, jefe de personal, y Klaus Volkert, presidente del comité de empresa, y los despidos de Helmuth Schuster y Klaus-Joaquim Gebauer, subordinados directos de Hartz.

Pischetsrieder calificó de "completamente absurdas" las acusaciones de soborno al comité de empresa que la prensa alemana aireó esta semana. Volkswagen ha contratado a la consultora KPMG para que estudie a fondo las cuentas en busca de irregularidades.

Según publicaba ayer el Süddeutsche Zeitung, el asunto iba mucho más allá de la facturación irregular de dietas. Gebauer, hombre de confianza de Peter Hartz, se encargaba de organizar encuentros de miembros del comité de empresa con prostitutas a cargo de la compañía. Gebauer tenía una cuenta corriente que recibía transferencias de Volkswagen, cuyos movimientos el consejo de administración dio orden de que no se comprobaran.

Sobornos al comité

En el soborno a miembros del comité de empresa para dulcificar su postura en las negociaciones laborales se incluía también un viaje anual a alguna capital europea que los miembros del comité de empresa realizaban con sus esposas en el avión de Volkswagen. Ellas recibían un dinero de bolsillo de entre 1.000 y 2.000 euros para gastar durante la estancia, dice el Süddeutsche.

En cuanto a las prostitutas brasileñas que viajaban a cargo de la empresa para alegrar la vida a sus empleados, el Bild de ayer publica el testimonio de Joselia R., de 35 años, de nacionalidad brasileña y residente en Lisboa. Joselia asegura al periódico alemán que tuvo cuatro encuentros con Peter Hartz, dos de ellos en hoteles de París y São Paulo.

Un tal Klaus, que Bild asegura que es Gebauer, la contactó en el club lisboeta en el que trabajaba y la llevó a ver a Peter, al que Bild dice que Joselia reconoció enseguida entre las fotos de una docena de hombres distintos. "Oh, éste es mi Peter", dijo al verlo.

Bild sostiene que los vuelos a París y São Paulo y los hoteles los pagó Gebauer con la tarjeta de crédito de la empresa automovilística. Antes de volar de vuelta, Joselia recibió de Gebauer 1.000 euros en París y 600 en São Paulo. Joselia recuerda que Peter era muy amable con ella, pero no le gustaba hablar sobre sí mismo.

Sólo se enfadó una vez, cuando ella quiso hacerle una foto de recuerdo: "Cuando salió el flash me arrancó la cámara de las manos, sacó el carrete y me dijo que me compraría otro".

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