Los diversos tonos del negro
La Semana Negra de Gijón cada vez se diversifica más: cómic, ciencia ficción, novela histórica e incluso una dosis quizá exagerada de feria de muestras, pero, gracias a las buenas artes de sus responsables, el mexicano español Paco Ignacio Taibo II y al cubano español Justo Vasco, el color negro sigue predominando. Entre junio y julio de este año se han publicado en España cerca de 60 títulos de lo que se denomina género negro, con aciertos más que considerables. Ya se ha hablado en este diario de la excelente novela del cubano Leonardo Padura o de la no menos interesante del alemán Bernhard Schlink, pero lo más bonito es que esta excelente cosecha tiene una importante representación en la Semana. Es importante que en el barullo de una feria gigantesca como ésta no pasen inadvertidos algunos títulos que sus autores presentarán en Gijón.
Ningún aficionado al género debería perderse, por ejemplo, El crimen de Amagansett, primera novela del joven autor irlandés Mark Mills, que acaba de publicar RBA. Es una de esas historias que a los lectores corrientes les cuesta clasificar -eso es, evidentemente, tarea de expertos- porque mezcla tantos géneros que es una gloria. El argumento se desarrolla en un Long Island desconocido para el común de los lectores, en 1947. Está protagonizada por un pescador vasco francés trasplantado al otro lado del Atlántico, y mezcla de manera espectacular la aventura maravillosa del mar con las consecuencias terribles de la II Guerra Mundial, la historia de los antiguos clanes del lugar con una trama criminal y de suspense, en la que no falta la asquerosa corrupción de los políticos. Un hallazgo. Mills presentará mañana su novela en Gijón.
Ese mismo día, la noruega Anne Holt hablará en la semana de Castigo (Ediciones B), una novela inquietante sobre el secuestro de unos niños, en la que la sombra del pasado contamina el presente.
El éxito del sueco Henning Mankell está abriendo paso a escritores nórdicos en España. Es interesante, pero no hay que olvidar a los españoles que mostrarán en Gijón sus nuevas obras. Atención, por ejemplo, a la nueva serie que inicia en castellano Andreu Martín con Jaume Ribera, artífices ambos de la saga del detective juvenil Flanagan, que ha aparecido incluso en la Série Noire de Gallimard. En Con los muertos no se juega (Umbriel), que en catalán obtuvo el Premio Columna en 2003, nace Ángel Esquiuas, un detective asalariado de una agencia con una visión muy particular de su oficio. Dará mucho que hablar.
El veterano y tan querido Francisco González Ledesma ha elegido la Semana Negra de Gijón para presentar la nueva aventura de su inspector Méndez, Cinco mujeres y media (Planeta), una historia en la que el pasado se cruza con el presente y en la que el viejo policía, marginado, se empeña en descubrir qué es lo que realmente ha pasado en el Raval, el antiguo Barrio Chino de Barcelona, que él tan bien conoce.
Cuatro títulos que son sólo un aperitivo de la feliz avalancha negra que vive estos días Gijón. Con un único objetivo: feliz verano negro, pero, que quede claro, sólo en la ficción. Todos están de acuerdo.
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