Lula cambia el Gobierno de Brasil por segunda vez en una semana

En un intento por frenar el escándalo originado por las comisiones ilegales pagadas por el Partido de los Trabajadores (PT) en el Congreso brasileño, la financiación irregular de dicho partido y el fraude en varios organismos públicos, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha remodelado su Gobierno por segunda vez en una semana. Lula ha cambiado a los titulares de tres ministerios relacionados por distintos sectores con la trama de corrupción que convulsiona la política brasileña.

Los ministros relevados -Comunicaciones, Sanidad y Minas y Energía- fueron sustituidos por militantes del centro-derecha. Añadido a esto, se anunció otro cambio: el líder de la Central Única de Trabajadores (CUT) de Brasil, Luiz Marinho, ha aceptado ser ministro de Trabajo y se espera que asuma el cargo la semana próxima.

Lula, que el pasado jueves abandonó la reunión mantenida en la localidad escocesa de Gleneagles con el G-8, mantuvo contra todo pronóstico al ministro de Comunicación Gubernamental, Luiz Gushiken. Este amigo personal del mandatario brasileño fue el coordinador de la campaña electoral que lo llevó hasta la victoria en las urnas en 2002. Gushiken estaba en una delicada posición tras conocerse que una consultora de su propiedad, Globalprev, había pasado de facturar 40.000 dólares anuales a 420.000 justo durante el primer año en que Lula ocupó el poder.

Gushiken también ha sido relacionado en otros fraudes por el diputado del Partido Laborista de Brasil (PTB), Roberto Jefferson, quien con sus denuncias de corrupción ha cambiado el panorama político brasileño a poco más de un año de las elecciones presidenciales, previstas para el 1 de octubre de 2006.

Helio Costa, un periodista del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centro-derecha), es el nuevo ministro de Comunicaciones. Los otras carteras con cambios son la de Minas y Energía y la de Sanidad, que a partir de ahora serán dirigidas por Silas Rondeau, hasta ahora presidente de Eletrobrás, y Saraiva Felipe, profesor universitario y diputado, respectivamente. Ambos proceden del PMDB.

Otros cambios afectan a la Tesorería Nacional, la Secretaría de Hacienda, el Banco Central y algunas grandes compañías con participación pública. Además, el presidente brasileño proyecta reducir los nada menos que 21.000 cargos de confianza del Gobierno brasileño que, en principio, quedarían reducidos a la mitad en el plazo de unos nueve meses. Sin embargo, algunos consejeros del mandatario estiman que esta reducción es insuficiente para dar la imagen ante la opinión pública de que se está luchando verdaderamente contra la corrupción y el despilfarro, y presionan para que los cargos de confianza se reduzcan a unos 4.500 en total.

Pero, a pesar de estas medidas, el chorreo de escándalos sigue día a día con nuevas revelaciones y la aparición de personajes secundarios involucrados en la trama que son catapultados a la fama a través de los medios de comunicación. Es el caso de un motorista, Wendell de Oliveira, quien asegura que acompañó en septiembre de 2004 a la diputada federal Neide Aparecida hasta la sede del PT en São Paulo para recoger allí 200.000 dólares en efectivo que les fueron entregados por la secretaria del tesorero del partido, Delubio Soares, destituido el pasado lunes. Según De Oliveira, el dinero iba destinado a sufragar campañas de políticos aliados del PT en Goiania, capital del Estado de Goiás, en el centro del país. El motorista guarda recibos y billetes del viaje. La ida en avión y la vuelta en autobús. Él llevó personalmente el paquete con el dinero en autobús para evitar que los billetes fueran detectados por los escáneres del aeropuerto paulista.

Otro personaje clave en la trama es Fernanda Karina, ex secretaria del publicista Marcos Valerio, quien presuntamente financiaba todos los sobornos que salían desde el PT a políticos amigos. Karina pasó el jueves seis horas declarando ante una comisión de investigación y sus declaraciones están provocando una nueva cascada de citaciones.

La comisión ha aprobado por unanimidad el levantamiento del secreto bancario, fiscal y de comunicaciones para varias personas -algunos diputados- y empresas con el fin de intentar averiguar dónde empieza la trama. Y se anuncian nuevas sorpresas. Desde el Gobierno se ha filtrado la posibilidad de que el publicista Valerio no sea más que un testaferro de grandes empresas que con sus generosas aportaciones al Partido del Trabajo y a la clase política estuvieran influyendo directamente en la política brasileña.