La Fundación Van Gogh reúne siete arlesianas de Picasso

La Fundación Vincent van Gogh en Arles ha reunido por primera vez siete retratos de arlesianas pintados por Picasso entre 1912 y 1958, tras tres años de un "auténtico trabajo de detective" para localizarlos, según Anne Clergue, directora de la fundación. Picasso, que "sentía una gran admiración por Van Gogh", pintó como él retratos de arlesianas durante sus diversas estancias en el sur de Francia.

La primera arlesiana data de 1912, de su periodo cubista. En 1937, el artista volvió al sur francés acompañado del poeta Paul Eluard y su mujer, Nush, así como de la fotógrafa Lee Miller. Picasso, seducido por la belleza de esta última, le pintó cinco o seis retratos vestida de arlesiana. En 1958, el pintor estuvo en Arles con su amigo el fotógrafo Lucien Clergue. Una nueva serie de arlesianas, esta vez con su mujer, Jacqueline, como modelo, fue el resultado del viaje.

"Fue Tony Penrose, hijo de Lee Miller, quien tuvo la idea de reunir todos los retratos y se la propuso a mi madre, Yolande Clergue, comisaria de la exposición", explica Anne Clergue, hija de Lucien y de Yolande. "En primer lugar, nos dirigimos a la familia Picasso, que nos dio algunas pistas".

La tarea no era fácil. La mayoría de los cuadros pertenecen a coleccionistas privados y han cambiado con frecuencia de manos. La fundación se dirige entonces a Sotheby's y Christie's, pero algunos de los propietarios exigen el anonimato y otros se niegan a prestarlas.

Finalmente, se han logrado reunir siete óleos sobre tela, tres dibujos y tres litografías de Picasso, así como un dibujo de Gauguin, un óleo de Monticelli y numerosas fotografías firmadas por Man Ray, Lee Miller, Dora Maar, Lucien Clergue, André Villers y por el propio Picasso. La exposición está abierta hasta mediados de octubre.

"De la veintena de arlesianas pintadas por Picasso hemos localizado una docena y exponemos siete", subraya Anne Clerge.

Un australiano que tiene una de las arlesianas en la cabecera de su cama se ha negado a separase de ella ni siquiera durante los meses que dura la exposición.

Anne Clergue estuvo también en contacto con "un gran empresario de prensa", dueño de otro de los retratos, que "en principio estaba de acuerdo, pero, de repente, no volví a tener noticias de él". También localizó en Suiza al propietario de La mujer del gato, una arlesiana con el rostro de Eluard, pero no logró el permiso para exponerlo.