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Buenos Aires exhibe la imponente colección de arte del siglo XX de Rufino Tamayo

Más de 100 obras de los grandes maestros forman la muestra de la Fundación Proa

Jorge Marirrodriga

Picasso, Léger, Bacon, Miró, Rothko, Tàpies, Warhol... A escasos metros de Caminito, la calle más típica del barrio porteño por excelencia, La Boca, donde una docena de artistas callejeros trata de vender sus paisajes argentinos a los turistas, se muestran desde hoy y hasta el 18 de septiembre más de un centenar de obras de los artistas más importantes del siglo XX. La Fundación Proa reúne más de un centenar de obras de los movimientos artísticos del siglo pasado pertenecientes a la colección internacional del Museo Rufino Tamayo de México.

La calidad de las obras expuestas en Buenos Aires y el elenco de los artistas elegidos -Magritte, Bacon, Miró, Léger, Moore...- ponen de relieve la importancia de la colección creada por el artista mexicano fallecido en 1992, que supo mantener durante su vida la doble faceta de artista y coleccionista. La muestra no es una simple sucesión de obras de calidad, sino que se establece un diálogo entre ellas que se percibe incluso para aquellos que, a priori, consideren que el arte del siglo XX escapa a su compresión.

Tamayo formó la primera colección de arte internacional que existió en México y lo hizo a principios de los setenta. "Hasta entonces, el arte mexicano vivía inmerso en una especie de autofascinación que no habíamos podido romper", indica Juan Carlos Pereda, conservador de la colección del museo del artista mexicano. Según Perea, la influencia de los muralistas mexicanos y sus herederos era tal que hasta ese momento era muy difícil una visión del arte exterior en el país norteamericano, algo que vino a romper Tamayo con un afán casi más didáctico que artístico ya que decidió añadir a la colección que creó piezas y movimientos en los que no estaba particularmente interesado, como el pop art o la compra de las dos primeras instalaciones que se incorporaron a un museo en México en 1981.

De su carácter dice mucho que apenas una decena de sus obras formen parte de la colección y del museo que llevan su nombre. Hombre más preocupado por ser artista que protagonista del arte, Tamayo creó en 1982 una bienal de arte que ha tenido continuidad en el tiempo y en la actualidad es un referente para los artistas jóvenes mexicanos. Los continuadores de su obra enmarcan en esta serie de iniciativas la exposición que se inaugura en Buenos Aires y que supone la muestra de arte más importante por calidad a la que se podrá asistir este año en la capital porteña.

"Se trata de hacer un esfuerzo por extender iniciativas como ésta por toda América Latina, ya hemos colaborado con el Museo de Arte Moderno de São Paulo, y estamos en conversaciones con la biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá", señala Ramiro Martínez, director del Museo Tamayo de México, quien advierte de que en los circuitos internacionales falta información de lo que se está haciendo en América Latina, especialmente en lo referido al arte contemporáneo.

"Las obras expuestas giran en torno a cinco núcleos", explica Cecilia Rabossim, comisaria de la muestra. "Los diversos planteamientos figurativos con los que los artistas intentan reinterpretar el mundo, las respuestas del arte después de la II Guerra Mundial; el arte óptico y cinético como ejemplo de la unión de la creación artística con la investigación científica; la abstracción geométrica y, finalmente, el pop art y las apropiaciones de lo real".

El espacio elegido para la muestra es la Fundación Proa, un espacio privilegiado en uno de los lugares más emblemáticos de Buenos Aires que trata de superar la degradación provocada por la crisis económica. Con Arte del siglo XX, La Boca se convertirá durante unos meses en el referente cultural de la ciudad, aunque para ello se hayan tenido que vencer importantes dificultades.

Según reconoce Martínez, uno de los principales problemas con los que se encuentra este tipo de exposiciones, y que impide que se hagan más frecuentes, es el relativo a seguros y trámites aduaneros. "Después del 11-S se ha notado una fuerte elevación de los seguros", señala. Fuera, en la calle, sigue el arte. Una pareja baila tango a cambio de unas monedas mientras los pintores de paisajes callejeros tratan de convencer a los transeúntes de que adquieran sus obras.

<i>Desnudo sobre un diván<i> (1960), de Pablo Picasso, del Museo Rufino Tamayo.
Desnudo sobre un diván (1960), de Pablo Picasso, del Museo Rufino Tamayo.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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