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Berlusconi pide explicaciones al embajador de EE UU sobre el secuestro de un imán

El Gobierno italiano asegura que la CIA nunca le informó de la operación en Milán

Enric González

El Gobierno italiano "nunca fue informado" por la CIA sobre el secuestro de un ciudadano egipcio, Nasr Osama Mustafá Hassan, Abu Omar, en pleno centro de Milán. Abu Omar fue secuestrado en 2003 por 13 presuntos miembros de la CIA, según la fiscalía, y trasladado a El Cairo para ser torturado. El Gobierno de Berlusconi aseguró ayer ante el Parlamento, a través de un ministro de bajo rango y con un lenguaje neutro, que EE UU violó la soberanía italiana sin molestarse en informar. Berlusconi convocó al embajador, que se encontraba lejos de Roma y tenía previsto regresar hoy.

El caso Abu Omar estaba convirtiéndose en un asunto muy incómodo para la alianza entre Roma y Washington. Después de la muerte del agente Nicola Calipari en Bagdad, por disparos de una patrulla estadounidense, y de la incapacidad de los Gobiernos de Washington y Roma de ofrecer una misma versión sobre el suceso, a Berlusconi sólo le faltaba esto: la revelación de que la CIA secuestraba a musulmanes "sospechosos" en territorio italiano y se los llevaba a Egipto para interrogarles bajo violencia. Abu Omar fue localizado por la juez de Milán Chiara Nobili en la prisión cairota de Al Tora.

Desde que se tuvo noticia del secuestro y, sobre todo, desde que la Fiscalía de Milán acusó formalmente a 13 ciudadanos estadounidenses, todos presuntos miembros de la CIA (el jefe del grupo, Robert Seldom Lady, estaba acreditado como cónsul de EE UU en Milán), se extendió la impresión de que alguien en Washington había advertido previamente a alguien en Roma. El diario The Washington Post afirmó ayer, citando fuentes de la propia CIA, que varias autoridades italianas estaban al corriente de una operación similar a otras realizadas en otros países después del 11-S. Días antes, The New York Times dijo que la operación fue pactada y que también se pactó el negarlo todo en caso de que el secuestro saliera a la luz. Hasta ahora, Berlusconi ha procurado pasar de puntillas sobre el tema.

La revista Newsweek indicó ayer, en su edición electrónica, que con el secuestro, realizado un mes antes de la invasión de Irak, la CIA aspiraba a "obtener informaciones sobre lo que Abu Omar sabía de Ansar al Islam", el grupo terrorista con el que presuntamente estaba vinculado. Una fuente cercana al Gobierno italiano expresó a EL PAÍS "escepticismo" ante la posibilidad de que EE UU hubiera "burlado de forma tan grave" a uno de sus mejores aliados.

La visibilidad del secuestro (realizado a mediodía, en una calle céntrica y ante al menos un testigo), el uso de teléfonos móviles pertenecientes a la Embajada estadounidense, la tranquilidad con que los secuestradores se quedaron en Venecia y otras ciudades turísticas después de la operación, y la amistad personal que el jefe mantenía con altos cargos de los servicios secretos italianos sugerían que la acción ilegal estaba pactada.

Berlusconi prefirió negarlo todo y alegar desconocimiento, pero con la boca pequeña. Y envió a la Cámara de los Diputados y al Senado a Carlo Giovanardi, ministro de Relaciones con el Parlamento, un cargo escasamente apropiado para situaciones como ésta, pero útil como pararrayos. Giovanardi hizo una exhibición de lenguaje burocrático: "El Gobierno se ha activado inmediatamente con rigurosa determinación para poner en práctica todas las iniciativas posibles, incluyendo las de nivel diplomático, para intervenir del modo más incisivo y enérgico ante las autoridades de los países evocados". El ministro insistió en que el Gobierno no sabía nada.

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A casi toda la oposición le resultó cómodo creerle, a la espera de acontecimientos. La Margarita comentó que parecía "extraño" que el Gobierno sólo hubiera reaccionado tras la orden de los fiscales. Los Demócratas de Izquierda afirmaron que el secuestro era "la violación de soberanía más grave sufrida por la República Italiana en toda su historia". Antonio di Pietro, ex fiscal de Manos Limpias, indicó que la Administración estadounidense "jamás habría secuestrado a nadie en el Reino Unido, Francia o Alemania sin avisar a Blair, Chirac y Schröder". Refundación Comunista no creyó la versión oficial. Acusó a Giovanardi de "mentiroso" y dijo que el secuestro había sido aprobado por Roma porque "comparte las tácticas antiterroristas de Bush".

El ministro de Relaciones con el Parlamento, Carlo Giovanardi, durante su comparecencia de ayer en el Senado.
El ministro de Relaciones con el Parlamento, Carlo Giovanardi, durante su comparecencia de ayer en el Senado.REUTERS

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