La policía marroquí impide desembarcar en El Aaiún a la delegación andaluza

Por cuarta vez se repitió la misma escena. Un puñado de policías marroquíes de paisano se colocó ayer al mediodía en la escalera del avión que, procedente de Las Palmas, acababa de aterrizar en El Aaiún e impidió desembarcar a una delegación, esta vez andaluza e integrada por diputados autonómicos y responsables de asociaciones de apoyo al Frente Polisario. "No nos dejaron ni asomarnos" a la plataforma que une la escalerilla con el avión, declaró, indignado, Ignacio García, diputado autonómico de IU. "Deben tener unas cuantas cosas que ocultar", añadió Diego Cañamero, del Sindicato Obrero del Campo (SOC). Los periodistas españoles que viajaban en el mismo avión sí fueron autorizados a pasar la frontera.

Además de García y Cañamero, la delegación estaba formada por Begoña Chacón, diputada autonómica del PP, dos catedráticos y un par de representantes de asociaciones de apoyo al Frente Polisario. Ningún miembro del PSOE participó en la expedición.

La de ayer es la cuarta delegación a la que la Rabat prohíbe desembarcar en El Aaiún, capital administrativa del Sáhara. La primera, integrada por políticos madrileños, llegó el 5 de junio y después se presentaron otras dos, compuestas por diputados del Parlamento de Cataluña y de Asturias. En otras comunidades autónomas se están preparando iniciativas parecidas.

Todas estas delegaciones han utilizado hasta ahora, para viajar a El Aaiún, la línea regular de Binter Canarias inaugurada esta primavera. El Polisario ha pedido al Gobierno español que prohíba a esa compañía volar al Sáhara.

A diferencia de lo sucedido con las anteriores delegaciones, el Ministerio de Asuntos Exteriores español puso cierto empeño en disuadir a los andaluces de que se desplazasen hasta El Aaiún. Javier Sancho, director del gabinete del ministro Miguel Ángel Moratinos, remitió una carta a Ignacio García, en su calidad de portavoz del intergrupo parlamentario andaluz Paz en el Sáhara, en la que le indicaba que esta iniciativa podría obstaculizar el proyectado viaje de un grupo de miembros de las Cortes. Por esa razón, añadía, "no considero oportuna dicha visita".

Los esfuerzos de Sancho son, acaso, achacables al comunicado que, el 18 de junio, difundió el Ministerio de Exteriores de Marruecos en el que instó a las autoridades españolas a "asumir plenamente sus responsabilidades" con relación a estos viajes a El Aaiún. Rabat les pidió así, en lenguaje diplomático, que pusiesen fin a estas visitas cuyos organizadores, asegura, sólo pretenden brindar su respaldo al Polisario.

Viajes individuales

Si, de verdad, quisieran llegar hasta El Aaiún, los diputados autonómicos tendrían más posibilidades de hacerlo viajando individualmente, para después reagruparse en El Aaiún, y haciendo, por ejemplo, tránsito en Casablanca donde cogerían un vuelo interior. A la policía marroquí le resultaría mucho más difícil interceptarles.

El goteo de delegaciones "hostiles a Marruecos", como las describe la agencia oficial de prensa MAP, contribuye a dar la sensación a las autoridades de Rabat de que están cercadas por enemigos. Al apoyo al Polisario de parte de la clase política y de la sociedad civil española se añade la animadversión de Argelia, que mantiene cerrada la frontera terrestre y que, el sábado, expulsó a cuatro periodistas marroquíes.

De vuelta a Las Palmas, García tachó el trato recibido por la expedición de "descortés" y criticó la "calculada ambigüedad" del Gobierno español, informa Efe. Los miembros de la delegación estuvieron una hora sin bajar del avión en El Aaiún. Durante este tiempo, trataron de convencer a los funcionarios marroquíes, que subieron las escalerillas hasta la puerta de la aeronave, de que los dejaran permanecer en el país o se les facilitara la opción de hablar con algún superior que autorizara la entrada.

Los representantes andaluces manifestaron a los funcionarios que no dejarles bajar era "un insulto" y les reprocharon que tenían algo "que ocultar". "Nada que ocultar, pero tienen que venir con trámites oficiales", respondió un funcionario marroquí.