"No me gusta la cultura espectáculo"
Ana Martínez de Aguilar, de 50 años, cumplió el 8 de junio su primer aniversario como directora del Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid. El día anterior, ante la ministra de Cultura, Carmen Calvo, explicó a los medios y a los 400 trabajadores del centro su proyecto museológico, con la reordenación de la colección permanente en el edificio Sabatini, el avance del programa de exposiciones hasta 2008 y la apertura en septiembre de la ampliación en el edificio Nouvel. Ayer recibió a los periodistas para comentar el efecto de sus propuestas en el mundo del arte y reafirmarse en los nuevos planteamientos de la colección, con una revisión histórica de sus núcleos fundamentales y el compromiso con el presente, desde los años ochenta. "No me gusta la cultura espectáculo y estoy en contra del museo como parque temático. Prefiero el museo como lugar de disfrute y conocimiento".
"No ha habido afán crítico con los anteriores directores, sino un estudio de los hechos y de lo que recibí"
"Dirigir el museo era un reto grandísimo en un momento difícil, con una gran presión de la sociedad"
"Hay que clarificar los contenidos y las funciones de la institución con una nueva imagen centrada en el museo"
"A veces tienes la tentación de abandonar, pero es más fuerte el sentido de la responsabilidad"
"El balance es muy positivo, por el aprendizaje personal. Era un reto grandísimo en un momento difícil, con una presión por parte de la sociedad muy grande. Envidio la sociedad anglosajona por el respeto a las instituciones, por su independencia y apoyo durante años, en una suma de historias anteriores. Esta institución es demasiado joven, que nace como centro de arte o centro de exposiciones del Ministerio de Cultura y presenta la colección en 1992. En estos años creo que ha habido voluntad política para definir la institución y a mí me ha tocado un momento difícil y apasionante, con la herencia de un pasado de luces y sombras", declara Martínez de Aguilar.
Millón y medio de visitas
La directora recibe una mayor demanda de los visitantes (el año pasado llegó al millón y medio), el final de las obras de ampliación con el edificio proyectado por el arquitecto francés Jean Nouvel y un programa de medio centenar de exposiciones. "Tenía que conocer y definir la colección e incorporar cosas nuevas. A veces tienes la tentación de abandonar pero es más fuerte el sentido de la responsabilidad que tengo asumida, defender los principios en que creo y en este proyecto, con el reto por delante". Intercala dentro de la "actividad frenética" de este año el centenario de Dalí sin dejar vacías las salas, el apoyo ministerial para que la exposición de Oteiza se viera en Madrid y la próxima semana en el Guggenheim de Nueva York, la entrega de 60 pinturas y dibujos de Antonio Saura por pago de impuestos y las relaciones con los grandes museos (MOMA, Metropolitan, Whitney, Tate, Pompidou). "Hay que adaptarse a los medios que se tienen y aquí hay que hacer milagros para consolidar el museo, que está en un momento bueno, con la terminación de la ampliación, el traslado de la biblioteca, definir la estructura básica, el estudio de los fondos, la adecuación del edificio Sabatini y su relación con el de Nouvel, la formación de las personas, el tema de la investigación y las relaciones nacionales e internacionales. Un museo como institución cultural de primer orden tiene un reto infinito y ambicioso".
El documento de 42 folios y siete gráficos con el plan museológico, la historia del museo, las propuestas para la colección permanente y el programa de exposiciones, es solicitado desde diversos sectores del arte, que han formulado sus primeras críticas. "Quizá sea un error en la forma y llegar a la opinión pública a tumba abierta con las reflexiones del programa. No ha habido afán crítico negativo sobre los anteriores directores sino un estudio de los hechos y análisis de lo que recibí, en una excepcional oportunidad que reclama la sociedad. Tampoco se trata de un plan cerrado a tres o cuatro años, porque las instituciones de este tipo tienen un recorrido a largo plazo. Con estas líneas generales se abre el debate, aunque también es un arma arrojadiza contra mí por la forma de expresar muchos conceptos. Ese clamor contra el proyecto no lo veo tanto, en general se recogen las críticas como escándalo pero no los aplausos que recibí en la presentación y los apoyos personales de artistas, galeristas e historiadores".
La directora del Museo Nacional Reina Sofía cree que "a principios del siglo XXI es el momento de revisar las cosas", como han hecho otros grandes museos, "con la obligación de presentar la colección con coherencia y dirigida al publico que va al museo, que es el compromiso fundamental". "Yo me atrevo a hacer razonamientos, que no van en contra de nadie. No se descubre el Orinoco. Se trata de presentar los puntos más importantes de la colección con una base cronológica, potenciar el arte español con Picasso como el eje vertical en un contexto internacional". Añade que ha leído todas las actas del patronato que tratan sobre la colección, excepto el primer estudio que se hizo siendo director Tomàs Llorens. "No he partido del vacío", afirma al comentar el origen heterogéneo de la colección, "los enormes huecos" que hacen perder el tren de la modernidad y un museo enciclopédico. Para sacar conclusiones, Martínez de Aguilar contrata a Juan José Lahuerta, profesor de Historia del Arte de la Universidad Politécnica de Cataluña, "un profesor maduro, inteligente, con una visión contemporánea de la historia y sin implicaciones en museos y medios". En el informe participa también la directora y la subdirectora, María García Yelo. La reordenación pondrá en valor los puntos fuertes (Picasso, Gris, Miró, Dalí, cubismo, informalismo) en un arte sin fronteras y en diálogo con otros artistas, con la posibilidad de llenar huecos con adquisiciones o daciones, según la directora. "Los tiempos de un museo son larguísimos, tiene que haber una coherencia y unas líneas de actuación. Hablo de una visión integral de la institución y no de un plan cerrado".
Compromiso y revisión
El compromiso con el presente, junto con la revisión histórica, está en la decisión de potenciar la colección de museo y quitar el nombre de centro de arte, en una operación de nueva imagen, que se ha iniciado con los carteles en la fachada del museo y en los itinerarios de los visitantes. "Hay que clarificar los contenidos y las funciones de la institución, con una nueva imagen que identifique al Museo Reina Sofía, con el carácter nacional implícito en sus estatutos, aunque se puede incorporar lo de nacional. La clarificación y la limpieza se lleva también a la circulación, a la arquitectura, la lectura de la colección, la conexión entre los dos edificios y recordar que los palacios de Cristal y Velázquez del Retiro y el Espacio Uno son centros de exposiciones del museo".
La directora cree que el programa de exposición "está equilibrado" y de acuerdo con las obligaciones del centro, al presentar el revisionismo histórico, las muestras de pensamiento y otras contemporáneas. Las revisiones sobre el aprendizaje artístico, Carl Einstein, Aby Warburg y el museo del artista comparten otros aspectos sobre la colección (Antonio Saura, homenaje al Guernica, flamenco y vanguardias, informalismo, arte experimental, nueva figuración madrileña, Schlosser, Steichen), en la abadía de Silos (Savater, Muñoz, Laffón) y a los artistas más cercanos (Burri, Valdés, Hodkin, Pazos, Gordillo, Rego, Perejaume, Valldosera, Kimsooja y otros).
Otros proyectos se centran en un programa de arte sonoro para radio en 60 capítulos, con artistas latinoamericanos y españoles, una historia del vídeo, las muestras de contexto con los años ochenta y noventa y montajes para sacar de los almacenes los fondos de 1.937 fotografías, 57 instalaciones, 105 artes decorativas y 30 de arquitectura. La colección se completa con 3.853 pinturas, 1.377 esculturas, 2.954 dibujos y 4.997 grabados. El Reina disperso tiene en depósitos 2.700 obras.
El cine y el vídeo se van a potenciar, según la directora, en los programas que se van a desarrollar en los dos auditorios (de 200 y 500 butacas) que a partir de septiembre se abrirán en el edificio Nouvel, cerca de la biblioteca y centro de documentación donde se podrán consultar 100.000 fondos en salas de lectura y otros 200.000 en depósito. En los auditorios habrá conciertos del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea y funciones de danza, además de ser una fuente de recursos para congresos y empresas.
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