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DEBATE DE INVESTIDURA EN EL PAÍS VASCO

Ibarretxe rescata las bases de su plan soberanista para atraerse votos de EHAK

Promete preparar en los próximos seis meses un "plan integral para la paz y la reconciliación"

El candidato del PNV a lehendakari, Juan José Ibarretxe, jugó ayer hasta el extremo sus posibilidades para lograr el apoyo del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK en sus siglas en euskera), imprescindible para obtener la reelección, y usó para ello todas las cartas a su alcance, salvo la cesión a la izquierda abertzale de los cargos municipales que consideran que les corresponde, como le exige Batasuna. Incluso prometió para dentro de seis meses un "plan integral para la paz y la reconciliación" y una consulta popular sobre el acuerdo de normalización que alcance el Parlamento.

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Ibarretxe recuperó en su discurso todos los contenidos netamente soberanistas de su plan de libre asociación, del que no había vuelto a hablar desde las elecciones, en un guiño a los nueve escaños de EHAK, aunque lo hizo trasladándolos a un futuro acuerdo de normalización en el que estarían todas las fuerzas políticas. Su apuesta le dio resultado, ya que obtuvo de EHAK el anuncio de que dos de sus diputados le votarán para que supere al candidato socialista desde la primera votación, incluso sin el concurso de Aralar, y que le convertirán hoy en lehendakari.

"No comenzamos esta legislatura con las manos vacías", dijo, antes de calificar de "activo político fundamental" ese proyecto, aprobado en el Parlamento vasco en diciembre con los votos de Batasuna. Un plan que, según él, contiene "algunos mimbres" para el acuerdo de normalización política que, junto con la paz y el progreso social, es un pilar fundamental del pacto de Gobierno con sus socios EA y EB.

El reconocimiento del pueblo vasco como sujeto político, el derecho de autodeterminación y su ejercicio, la territorialidad, las relaciones bilaterales con Navarra y el País Vasco francés, la libre asociación como forma de relación con el Estado, han de ser "elementos fundamentales" de ese acuerdo, junto a la obligación de pactar y de atender al respeto de los derechos humanos. Ibarretxe se comprometió también a no aplicar la incomunicación a detenidos salvo previo acuerdo judicial e instó al presidente del Gobierno central a consensuar la política penitenciaria y a que promueva el acercamiento de los presos de ETA a Euskadi. Agregó que con Zapatero mantendrá un diálogo "permanente, bilateral, honesto y leal".

Ibarretxe prometió para dentro de seis meses un "plan integral para la paz y la reconciliación" y propuso la constitución de una mesa en la que estén todas las fuerzas políticas y que sirva de marco de diálogo para avanzar hacia la normalización. También informó de que constituirá en su Gobierno un Consejo Político "al más alto nivel", en el que estará él, un consejero de EA y otro de EB, y que tendrá la misión de impulsar la mesa multipartita, liderar el plan integral y canalizar la participación social en el proceso.

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Como paso inmediato, propuso la creación de un grupo de trabajo que, en el último trimestre de este año, siente las bases de la estructura, objetivos, contenidos, principios, composición y funcionamiento de esa mesa. Este órgano tendría carácter extraparlamentario, aunque sus planteamientos serían después "validados" en la Cámara vasca.

En este terreno, Ibarretxe ha dado un giro de 180 grados a su planteamiento de 2001, cuando definió al Parlamento como "campamento base" de todo trabajo, empezando por la ponencia sobre el autogobierno donde se dio el primer visto bueno a su plan. Tal cambio parece determinado por la intención de que también Batasuna, hoy ilegalizada y fuera del Parlamento, esté en ese foro. Ibarretxe proclamó que "ninguna formación política deberá quedar excluida". Y adelantó que en algún momento se incorporarán a ella las "aportaciones y reflexiones" de "agentes sociales", que no identificó.

El candidato del tripartito mantuvo, en cambio, otras coincidencias con su discurso de hace cuatro años. Así, declaró abierta otra vez una nueva etapa en la que prime el diálogo entre todos. Abogó por otro modo de hacer política, por recuperar puentes y planteamientos integradores, lejos de cualquier exclusión, y defendió el diálogo y el entendimiento en torno a los principales objetivos de hace cuatro años: la paz y la normalización.

Y también mostró su convencimiento de estar "ante una nueva oportunidad" decisiva para lograr la paz, que, tal y como afirmó pocos días después de su descenso electoral, sería "la última" para él y para toda una generación política. El acuerdo es ahora "posible y, además, inaplazable", subrayó. "No podemos llegar a 2010 con esta asignatura pendiente", añadió. Y pidió que "no se pierda demasiado tiempo y energías en discutir de quién ha sido la culpa" de fracasos anteriores.

Juan José Ibarretxe, rodeado por sus consejeros poco antes de la votación.
Juan José Ibarretxe, rodeado por sus consejeros poco antes de la votación.PRADIP J. PHANSE

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