_
_
_
_
Reportaje:LA TREGUA PARCIAL DE ETA | La respuesta del Gobierno

El Gobierno cree que ETA "dosifica su fin"

El Ejecutivo rechaza el comunicado de la banda, a la que atribuye "una dialéctica de gestos"

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno reiteró ayer su posición oficial de que no dialogará con ETA hasta que abandone definitivamente las armas. Pero también ve en el comunicado de ETA, conocido ayer en su integridad al ser publicado en el diario Gara, "pese a su insuficiencia, un paso hacia la paz", tras la renuncia de la banda a atentar contra los políticos electos. "Estamos en un proceso nuevo, en el que ETA parece querer ofrecer la paz en dosis para sacar rendimiento a su abandono de las armas", interpretaron ayer fuentes socialistas.

La Moncloa piensa que las treguas de ETA no van a ser convencionales como las de 1988 y 1999
Más información
La Audiencia impone penas mínimas a los miembros de Segi y dice que no son de ETA

El Ejecutivo está convencido de que ETA no declarará treguas convencionales, como sucedió en 1988 y 1999, que propiciaron las conversaciones de Argel y Suiza, con los gobiernos de Felipe González y José María Aznar, respectivamente. "Más allá del rechazo que provoca un comunicado como éste y de la prudencia a la que obliga, estamos ante una nueva modalidad en la que ETA parece querer entrar en una dialéctica de gestos mutuos que lleve a la distensión, y posteriormente, a la paz", estiman fuentes socialistas.

Así, el comunicado de ETA de ayer trata de justificar su retirada de las amenazas a los políticos electos por la "ruptura del Pacto Antiterrorista". Para reforzar su argumento incurre, incluso, en una interpretación distorsionada de la historia al señalar que su campaña contra los políticos electos fue una respuesta al Pacto Antiterrorista cuando dicho pacto, firmado en diciembre de 2000 por el PP y el PSOE, fue precisamente la respuesta a su campaña de "socialización del sufrimiento" que inició en enero de 1995 con el asesinato del teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián, Gregorio Ordóñez (PP).

Dentro del Gobierno, los más optimistas, estiman que ETA seguirá en su "carrera de gestos" hasta el abandono de la violencia, a través de un "proceso que será necesariamente largo". Creen, en este sentido, que la banda esperará, al menos, a la creación de la ponencia parlamentaria de reforma del Estatuto de Gernika, en la que presumiblemente estará el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK en sus siglas en euskera).

También se percibe desde el Ejecutivo que existe "una sincronización, más clara que en otras etapas, entre la ilegalizada Batasuna y ETA", que podría materializarse en el tándem Arnaldo Otegi-Josu Ternera. Pero también estiman que la banda ha asumido que si mata a alguien perderá cualquier expectativa de que algún día el Gobierno se siente a dialogar con ella sobre el futuro de sus presos.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, da "prioridad máxima" al final de ETA. Fue un compromiso que adquirió en su investidura como presidente del Gobierno en abril de 2004.

A las pocas semanas de tomar posesión, Zapatero convocó el Pacto Antiterrorista. Garantizó al presidente del PP, Mariano Rajoy, su continuidad y su núcleo básico: el mensaje dirigido a ETA de que gobierne quien gobierne en España nunca obtendrá réditos políticos de la utilización de la violencia. Pero, también, decidió abrir el pacto a los demás partidos democráticos, con su participación en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso y con comparecencias del ministro del Interior, José Antonio Alonso.

En esas fechas, ETA envió a Zapatero su primer mensaje de diálogo, a través de representantes de la ilegalizada Batasuna que se lo hicieron saber a miembros del Partido Socialista de Euskadi. Pero Zapatero hizo caso omiso a ese mensaje.

El presidente del Gobierno empezó a tomar en cuenta los llamamientos de ETA y su entorno político en enero. Para ese momento, se habían acumulado una serie de hechos importantes. En agosto, dirigentes históricos de ETA, entre ellos uno de los más sanguinarios, como Francisco Múgica Garmendia, Pakito, publicaron una carta desde la cárcel en la que concluían que el terrorismo no tiene ningún futuro y abogaban por canalizar las reclamaciones de la banda por la vía política. En octubre, la policía detuvo al máximo dirigente etarra en ese momento, Mikel Antza. Se produjeron en semanas sucesivas, numerosas detenciones de dirigentes y militantes de ETA. En total, 175. La debilidad de la banda era, y es, manifiesta.

El pasado noviembre, los dirigentes de la ilegalizada Batasuna, en una asamblea celebrada en Anoeta (San Sebastián), propusieron que el llamado "conflicto vasco" se canalice por la vía política y apostaron por una reforma del Estatuto vasco en la que participen nacionalistas y no nacionalistas. Con ello dieron por enterrado el Pacto de Lizarra, que selló una alianza de los nacionalistas e independentistas.

En enero, el dirigente de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, dirigió una carta pública a Zapatero en la que ofreció a su partido como interlocutor político, en vez de ETA, superando los obstáculos históricos de negociación, ya que el Gobierno no puede negociar políticamente con un grupo terrorista. Fue en ese momento cuando el presidente del Gobierno tomó en cuenta los movimientos del entorno político de ETA y de la propia banda, que llevaba 20 meses sin matar. Y lo manifestó públicamente en un mitin en San Sebastián (Guipúzcoa), el 15 de enero: "La esperanza ha empezado en Euskadi, y el final será la paz y la convivencia". También anunció que estaba dispuesto a realizar "grandes esfuerzos" para alcanzar la paz en Euskadi.

Desde ese momento, Rodríguez Zapatero ha mantenido la expectativa de paz.

Un quiosco del centro de San Sebastián con ejemplares de <i>Gara</i>, en cuya portada destaca el comunicado de ETA.
Un quiosco del centro de San Sebastián con ejemplares de Gara, en cuya portada destaca el comunicado de ETA.J. HERNÁNDEZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_