La política nuclear entra en la campaña

"He venido a votar para participar en el futuro de mi país y para dar un puñetazo a EE UU", declaraba ayer Najmeh Hashemi en uno de los colegios electorales instalados en la Universidad de Teherán. Esta ama de casa en la cuarentena iba más allá de los eslóganes antiamericanos que en ese momento coreaba uno de los participantes en la plegaria del viernes. "Washington no deja de presionarnos, sobre todo en la cuestión nuclear", justificaba.

Y es que por primera vez desde la revolución islámica, los asuntos internacionales han sido importantes en la campaña presidencial. Pero mientras respecto a la reanudación de relaciones con EE UU parece existir un divorcio entre la retórica oficial y la opinión de la calle, el tema nuclear toca la fibra nacionalista y concita apoyos muy diversos. La Administración norteamericana acusa a Irán de desarrollar armas nucleares bajo la cobertura de un programa civil de energía atómica. Teherán lo niega.

"No tenemos nada que esconder", aseguró hace unos meses a este diario Husein Musavián, el jefe del equipo negociador iraní para asuntos nucleares. Sin embargo, el pasado jueves, el vicedirector del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Pierre Goldschmidt, anunció que Irán no sólo ha experimentado con uranio enriquecido, sino también con plutonio, un combustible nuclear alternativo. El representante iraní en ese organismo rechazó ayer esas acusaciones, reiteradas por su director, Mohamed el Baradei.

Todos los candidatos han reconocido que su elección no significará un cambio sustancial en la política nuclear iraní, ya que las decisiones de esa envergadura corresponden al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Aun así hay diferencia de enfoque entre la disposición de Moin a renunciar temporalmente al enriquecimiento de uranio, y la crítica de Lariyaní, consejero de Jamenei, a las conversaciones con la UE porque "Teherán ha dado una perla a cambio de un caramelo". Rafsanyani ha sugerido que su experiencia ayudaría a alcanzar un acuerdo.