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Reportaje:ESTRENO | 'Exils'

Tony Gatlif, entre la realidad y la ficción en su regreso a Argelia

'Exils' fue galardonada con la Palma de Oro al mejor director en Cannes 2004

Andrea Aguilar

El actor Romain Duris lanza un vaso de cerveza desde un piso suburbial de París. Este gesto marca el comienzo del viaje a Argelia que el personaje, Zano, emprende junto a su compañera Naïma, interpretada por Lubna Azabal, en la película Exils, que hoy se estrena en España.

Un gesto que parece correr en paralelo al de esta actriz belga, de padre tangerino y madre andaluza, cuando a la semana de haber comenzado el rodaje tiró el guión de la película a la basura. "No servía para nada porque el director y guionista Tony Gatlif lo construyó de nuevo según avanzaba el viaje. La película baila entre el documental y la ficción", explicó Azabal durante la presentación del filme el pasado lunes, en el Instituto Francés de Madrid.

Los actores se guiaron por una "improvisación controlada", cuenta Lubna Azabal
"La película tiene su origen en mi anhelo de contemplar mis propias heridas", dice el director
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De vuelta al terruño

Galardonado con la Palma de Oro al mejor director en el Festival de Cannes del año pasado, con esta película el director de origen argelino retoma algunos de los temas que ya había tratado en obras anteriores como el mundo flamenco y gitano que exploró en Vengo, o la búsqueda de los orígenes en Gadjo Dilo.

Tal y como ha explicado en varios textos, con Exils Gatlif se adentra en su propio pasado: "La película no tiene su origen en una mera idea, sino en mi anhelo de contemplar mis propias heridas",

Entre ritmos techno y música flamenca, Naïma, hija de inmigrantes, y Zano, descendiente de un anticolonialista francés, vuelven en Exils sobre los pasos de sus familias en su regreso a Argelia. Un trayecto iniciático en el que sanarán sus heridas. Jóvenes, sensuales y lanzados, emprenderán juntos esta ruta cuya meta desconocen. "Él tiene un objetivo claro, quiere volver a encontrar la casa de su abuelo. Ella le sigue, pero está perdida, sin objetivo. No busca encontrar sus orígenes. Está desorientada pero piensa que es libre porque siente que no pertenece a nada. Sin embargo, Naïma acabará encontrando su columna vertebral y reconocerá su pertenencia", según la actriz.

La otra cara del exilio, los colonialistas que tuvieron que salir del país, o la realidad actual argelina, escapa, según explicó Lubna Azabal, al objetivo de esta historia. "Exils habla de dos jóvenes hartos de su vida en Francia que de repente deciden irse a Argelia. No trata de la juventud argelina ni de la situación de ese país. Lo que queda representado es el entorno argelino que se va vaciando de su población", señala. "El filme trata de las heridas y cicatrices con las que uno tiene que aprender a vivir".

En su trayecto, la pareja protagonista atraviesa Andalucía, donde duermen en un campamento de gitanos, recoge fruta junto a los inmigrantes ilegales de Almería y disfruta del baile de Farruquito y del cante de los jóvenes flamencos de las Tres Mil Viviendas en la sala La Carbonería de Sevilla. Este lado "auténtico" es el que esconde, según la protagonista, la cara política de Exils: "Las implicaciones políticas del viaje se dan en la serie de encuentros que los protagonistas tienen con los olvidados, verdaderos gitanos e inmigrantes".

Menuda y tranquila, la actriz habló acerca del reto implícito en el contacto entre realidad y ficción. "En la película salen muchos personajes reales. Nuestro trabajo consistía en ser tan auténticos como ellos, en saber colocarnos en ese preciso momento para captar la realidad".

Azabal explicó cómo esto, inevitablemente, condujo a los actores hacia una herramienta indispensable en este rodaje: la "improvisación controlada". La actriz se refirió a la escena del trance sufí que experimentan los personajes una vez desembarcados en Argelia. "La ceremonia de la cofradía sufí que aparece en la película es verdadera. Este tipo de prácticas son extraoficiales en Argelia y son una manera de exorcizar los males psíquicos y físicos mediante la música", cuenta Lubna Azabal. "Aunque Tony nos explicó cómo era, nosotros no estábamos preparados y prácticamente entramos en trance. La secuencia fue rodada de una sola vez y en ella mi personaje consigue vomitar sus cicatrices y unir su cuerpo y su espíritu por primera vez".

Lubna Azabal, protagonista de <i>Exils</i>, en Madrid.
Lubna Azabal, protagonista de Exils, en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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