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CUMBRE DE LA UE | Los preparativos

Blair echa un pulso al eje franco-alemán

Los Veinticinco acuden pesimistas a la histórica cita para evitar el caos en la Unión

Carlos Yárnoz

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE acuden hoy a la cumbre de Bruselas con bastante pesimismo y el doble objetivo de superar la crisis de la Unión tras el no franco-holandés a la Constitución europea y de pactar las Perspectivas Financieras para el periodo 2007-2013. En ambos casos el enfrentamiento de Londres con el eje franco-alemán condiciona el resultado. En el primero los 25 se disponen a darse un respiro en el proceso de ratificación. En el segundo el fracaso amenaza con llevar a la UE a "la parálisis", como advirtió ayer el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso. La discusión sobre qué hacer con la Constitución es "la más política" y "difícil", en palabras de Barroso, porque no existe ninguna "solución mágica".

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Diez países han ratificado el texto, entre ellos España, el único en hacerlo tras un referéndum con resultado afirmativo. Otros dos, Francia y Holanda, respondieron con el rotundo no de sus electores. Y otros 13 están pendientes de la ratificación, pero uno de ellos, Reino Unido, ha dejado en el aire el referéndum anunciado para 2006, y otro, Dinamarca, se dispone a hacer lo mismo con su consulta convocada para el 27 de septiembre.

Los 25 sólo están de acuerdo en abrir "un periodo de reflexión". De entrada, saltándose el plazo límite de octubre de 2006 para ratificar el nuevo Tratado que está herido de muerte. "La mejor manera para salvar la Constitución", insistió ayer Barroso, "es un periodo de reflexión". Por vez primera, el presidente argumentó la razón de esa pausa: "El riesgo es otro no y el probable efecto contagio".

Ese efecto es el que reflejan los sondeos en todos los países de la UE, incluso en Luxemburgo, donde el referéndum está convocado para el 10 de julio. Por eso, Los 25 acordarán que cada país haga lo que crea oportuno a partir de ahora. "Cada Estado tiene la responsabilidad de decidir cómo le cuándo quiere ratificar", señaló Barroso. No habrá, por tanto, una decisión válida sobre el camino a seguir por todos, lo que puede originar mayor confusión si aumenta el grupo de países que opten por dejar su decisión en el limbo. Eso sí, la UE ganará tiempo hasta que en una próxima cumbre, a finales de año y comienzos de 2006, se adopte una decisión más determinante sobre qué hacer con la Constitución.

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Por ahora, los líderes de la Unión se limitarán a eludir las dos peores hipótesis, en palabras de Barroso: abandonar el proceso o seguir como si nada hubiera ocurrido. Y lo harán forzados por el no francés y holandés, y el posterior anuncio de Londres de suspender su referéndum. Ambos hechos constituyen un motivo de claro enfrentamiento entre el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente de Francia, Jacques Chirac, con numerosos agravios mutuos a sus espaldas.

Chirac quería a toda costa que siguiera el proceso de ratificación para eludir su responsabilidad como auténtico causante de esta crisis, pero Londres cerró esa vía al anular su referéndum. Fuentes diplomáticas repiten que Blair no desaprovechará la ocasión para espetarle: 'Jacques: ¿qué alternativa vas a proponer para superar el problema del no francés?'.

Habrá mayor tensión entre ambos cuando Los 25 aborden mañana el futuro marco financiero de la Unión, donde el eje franco-alemán se sitúa frente a Londres. Blair ha resistido en solitario, pero sin problemas, la rebelión de todos los demás socios, encabezados por París, para que el cheque británico (5.000 millones anuales que Bruselas devuelve a Londres) sea reducido drásticamente. Por el contrario, Blair ha contraatacado exigiendo una reducción de las ayudas agrícolas, las que más benefician a París.

Semejante pulso se produce cuando todavía no se han cerrado las heridas por la guerra de Irak y cuando Londres cuenta con nuevos aliados tras la ampliación del año pasado al Este. Blair, además, acaba de ganar de nuevo las elecciones británicas y tomará las riendas de la Unión en julio como presidente semestral. En el otro frente, Chirac sufre una permanente pérdida de apoyo entre los franceses y el canciller alemán, Gerhard Schröder, se ha visto obligado a adelantar las elecciones a otoño.

"El eje franco-alemán ya no es el único motor de la UE". Pronunciada el martes por Blair en París después de ver a Chirac, semejante frase sólo puede ser interpretada como un auténtico reto impensable hace sólo unos meses. "No puede haber ganadores ni perdedores. Todos deben salir como ganadores", decía ayer Barroso al hablar del marco financiero. A pocas horas de empezar la cumbre, sin embargo, Blair aparece como el único posible ganador, incluso aunque acabe en fracaso. Como perdedores, la UE en su conjunto aparece en primera fila, pero también los países candidatos. Ayer, Barroso repitió que Los 25 van mantener sus compromisos con Rumania, Bulgaria, Croacia o Turquía, pero que "hay que reflexionar sobre la capacidad de absorción" y sobre "el ritmo" de incorporaciones.

Será un asunto de gran trascendencia que la Unión también se planteará en ese periodo de reflexión a punto de abrirse, porque los líderes han constatado que la gran ampliación al Este y la prevista apertura de conversaciones con Turquía han pesado de manera contundente en el triunfo del no en Francia y Holanda. Ayer mismo, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, declaró ante el Parlamento que la UE deberá pensarlo bien antes de futuras ampliaciones. Entretanto, la preocupación inmediata de los líderes consiste en garantizar su diario funcionamiento. Por eso, Barroso prometió ayer que la Comisión presentará pronto una hoja de ruta con las líneas generales a seguir: crecimiento, empleo, seguridad. Casualmente, lo mismo que Blair repite un día sí y otro también.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, se dirige a la prensa en Bruselas.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, se dirige a la prensa en Bruselas.EFE

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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