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Rabat detiene a 4 policías de vigilancia costera por el naufragio de Tánger

La fiscalía sospecha que dejaron zarpar a la patera cuyo hundimiento causó 12 muertos

Las autoridades marroquíes practicaron, por primera vez, detenciones de agentes de las fuerzas de seguridad después del naufragio de una patera, el lunes de madrugada, a escasa distancia de la playa de Sidi Kenkuch, cerca de Tánger. El hundimiento causó la muerte de seis mujeres subsaharianas y de seis de sus hijos, a veces recién nacidos, mientras otros 79 candidatos a emigrar ilegalmente -15 de ellos marroquíes- lograron alcanzar la costa a nado.

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"La policía judicial ha echado el guante a cuatro elementos de las Fuerzas Auxiliares mientras continúan las investigaciones para identificar y detener a las demás personas implicadas", reza un comunicado del fiscal del rey ante el Tribunal de Apelación de Tánger difundido ayer.

"Todas las personas implicadas en estos actos criminales serán puestas a disposición judicial una vez terminada la investigación", concluye el comunicado.

Las Fuerzas Auxiliares son un cuerpo de seguridad que apoya en sus tareas a la policía o a la Gendarmería. Desde el año pasado está desplegado a lo largo de decenas de puestos de observación fijos en la costa noroeste de Marruecos, entre Larache y Tetuán.

Los cuatro miembros de las Fuerzas Auxiliares detenidos por la Gendarmería, que actuó como policía judicial, formaban parte de la dotación de una torreta que domina la playa de Sidi Kenkuch.

La fiscalía sospecha que los cuatro agentes hicieron la vista gorda mientras embarcaban los 91 pasajeros de la lancha, de siete metros de eslora, sobre la una de la madrugada del lunes, según indican fuentes de la investigación. A cambio, los cuatro habrían recibido conjuntamente unos 90.000 dirhams (8.500 euros).

A finales del año pasado, Mohamed Halab, wali (gobernador) de Tánger, explicó a este periódico cómo había quedado "prácticamente blindada" la costa noroeste de Marruecos con la instalación de los puestos de observación, la mejora de los medios de la Gendarmería y de la Marina Real y el incremento de la vigilancia en el puerto de Tánger.

De hecho, la presión migratoria se ha reducido fuertemente en el estrecho de Gibraltar -el último naufragio se remonta a octubre de 2003-, pero, en cambio, se ha incrementado más al este, entre Alhucemas y Nador, desde donde zarpan ahora pateras rumbo a la costa granadina.

Globalmente, el número de inmigrantes irregulares apresados el año pasado en las costas de Andalucía y de Canarias se elevó a 15.675, en su mayoría marroquíes y malienses, un 18% menos que en 2003.

La Gendarmería auxilió y detuvo el lunes a los náufragos que llegaron con vida a tierra, entre los que hay algunas mujeres en avanzado estado de gestación. Todos ellos han sido puestos a disposición judicial; los marroquíes, por salir ilegalmente del país, y los subsaharianos, por encontrarse ilegalmente en Marruecos.

Los tribunales les suelen condenar a unos meses de cárcel, pero dejan la pena en suspenso, y a una multa que no pueden pagar. Los marroquíes son después puestos en libertad mientras los subsaharianos son conducidos en autobuses, escoltados por la policía, hasta Oujda, cerca de la frontera con Argelia, que se les obliga a cruzar de noche. La mayoría de ellos han entrado en Marruecos a través de esa misma frontera argelina.

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