"No se puede construir una Europa fuerte con un presupuesto minimalista"
António Guterres (Lisboa, 1949) se despidió ayer en Madrid de la presidencia de la Internacional Socialista, cargo que deja para dirigir el ACNUR, el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU. Guterres sugiere a los dirigentes europeos que reflexionen sobre por qué muchos ciudadanos ya no asocian a Europa con mayor bienestar y pide que los fondos de cohesión no sean la víctima de los problemas financieros que atraviesan los motores de la Unión Europea.
Pregunta. ¿Cómo ve el proceso de construcción europea tras el no franco-holandés?
Respuesta. Éste debe ser un momento muy importante de reflexión. Hay aspectos de la política interior que fueron importantes en ambos referendos -Mitterrand decía que en un referendo el pueblo no responde a la pregunta, sino a quien la hace-, pero sería simplista pensar que el no se debió sólo a causas nacionales. Hay un divorcio creciente entre el ideal europeo y la opinión pública, que debe corregirse. Ello pasa por el desarrollo económico, la competitividad, el combate al desempleo y la modernización del modelo social para dar seguridad a la gente.
"La solidaridad es un valor esencial de la UE y ello implica políticas de cohesión relevantes"
P. Según las encuestas, en la izquierda francesa se impuso el no. ¿Le duele al presidente de la Internacional Socialista?
R. El problema no es tanto de izquierdas y derechas, sino de confianza en Europa para dar solución a los problemas de los ciudadanos. Cuando desarrollamos la Agenda de Lisboa [en 2000] pensábamos en cambios para ir hacia una Europa competitiva capaz de preservar un modelo social, pero los progresos han sido pequeños y la gente no ve una respuesta de Europa a sus inquietudes. Esto crea malestar y lleva al voto negativo, que viene de todo el arco político, aunque es verdad que es especialmente preocupante para nosotros: como socialistas, pensamos que no hay solución a nuestros problemas sin una Europa más fuerte y más unida.
P. A la crisis abierta se suma ahora la lucha por el presupuesto. ¿Qué opina de la probable reducción de fondos para países como España y Portugal?
R. Antes de pensar en cómo se distribuye el presupuesto comunitario hay que reflexionar sobre la voluntad política de hacer una Europa fuerte. La idea de que ello es compatible con un presupuesto minimalista no es correcta. Hay un problema de equilibrio entre los objetivos de la UE y el dinero. El presupuesto agrícola representa una parte desproporcionadamente grande en relación a objetivos como la modernización o el desarrollo científico. Y hay que comprender que uno de los valores esenciales del proyecto europeo es la solidaridad, que implica políticas de cohesión muy relevantes.
P. ¿Pero acepta que la ampliación exige que países como España o Portugal vean reducidos ahora los fondos europeos?
R. Hay que encontrar un nuevo equilibrio y sería más fácil si la dimensión del presupuesto se correspondiera con un proyecto europeo ambicioso. De lo contrario, se va a crear un conflicto de intereses que va a ser todavía más difícil de resolver.
P. ¿Considera que Portugal está poniendo las bases para salir de la crisis económica?
R. Estoy retirado de la vida política nacional, pero confío que sí. Estoy orgulloso del trabajo del Gobierno [socialista] y del primer ministro, José Sócrates.
P. La derecha portuguesa culpa a su Gobierno (1995-2001) de las raíces de la crisis.
R. Nunca respondí a esta acusación y no voy a hacerlo ahora: los hechos hablan por sí mismos.
P. ¿Cuáles serán sus prioridades al frente de ACNUR?
R. Garantizar que la protección de los refugiados no se vea perjudicada por la nueva agenda, centrada en la seguridad, o por políticas migratorias restrictivas. Los refugiados no son terroristas, sino sus primeras víctimas.
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