Ceremonias de la confusión
Este es sin duda un país bastante previsible. Las tradiciones, los ritos, y hasta las arengas y las discusiones se repiten año a año de forma aparentemente irremediable. Más o menos por estas fechas, es usual que los temas relacionados con el euskera y la euskaldunización ocupen buena parte de las noticias como consecuencia de una serie de actos que, inevitablemente, año a año, dan origen a liturgias y a debates más o menos similares. Y es que cuando llega la primavera, comienzan la celebración de diversas concentraciones humanas que, desde distintos reclamos, tratan de buscar apoyos -sociales, económicos, y políticos- para unos u otros modelos de enseñanza.
Todo empezó cuando, tiempo antes de que existiera el sistema educativo vasco, las ikastolas -centros privados creados para posibilitar una educación en euskera que en el sistema público era imposible- decidieron organizar los Ibilaldia, Kilometroak, etc., que pronto se convertirían en auténticas demostraciones de apoyo popular a favor de la utilización del euskera en la enseñanza. Así, dichas fiestas y concentraciones eran poco menos que sinónimos de la defensa del euskera y pronto acabarían reproduciéndose, bajo distintos formatos, en unos y otros territorios. Sin embargo, con el paso del tiempo, nuestro autogobierno fue posibilitando que euskera y enseñanza privada dejaran de ser la misma cosa, pues no en vano la red pública asumió el protagonismo principal a la hora de educar a nuestros hijos en esta lengua. Como es bien sabido, ello dio origen a que muchas ikastolas pidieran su incorporación a dicha red pública -por considerar que las condiciones que las habían hecho surgir se habían modificado notablemente-, tarea que acometería con eficacia el tristemente asesinado Fernando Buesa.
Lo curioso (una de las múltiples curiosidades de este país) es que, en estas circunstancias, todavía haya quien hoy se empeñe en confundir al personal llamando a Ibilaldia, Kilometroak y demás eventos similares "la gran fiesta del euskera", cuando debería llamárseles en todo caso "la gran fiesta de las ikastolas privadas". El asunto no pasaría de ser una más de las múltiples anécdotas de este país si no fuera porque los medios de difusión públicos -léase EITB- se suman alegremente a esta ceremonia de la confusión aportando, con gran despliegue de medios, su inocente apoyo a una red privada de enseñanza. ¿Qué pasaría si hicieran lo mismo apoyando concentraciones humanas promovidas por los centros de enseñanza religiosos? En sentido contrario, hemos podido observar cómo la importante presencia de la radio-televisión pública vasca en el reciente Ibilaldia de Durango se esfumaba como por arte de magia el pasado domingo, a la hora de hacerse presente en Salvatierra en la Fiesta de la Escuela Pública Vasca, esa que casualmente euskalduniza a dos de cada tres niños en este país. ¿Será que, por estar promovida por los centros públicos, ya no es "la gran fiesta del euskera"?
Para terminar con esta tradicional ceremonia de la confusión, la primavera suele traernos también numerosos análisis sobre las bondades y maldades de los distintos modelos lingüísticos de enseñanza que coexisten en nuestro país. Y, como es habitual, la mayor parte de los articulistas cargan sus tintas contra los modelos A y B -pidiendo muchas veces su supresión-, por no lograr una correcta euskaldunización de nuestros jóvenes. Una corriente de opinión que este 2005 ha estado avalada por la consejera Iztueta, que nos ha hecho saber que muchos de los que acaban la ESO no superarían un examen de euskera que fuera equivalente al exigido para la obtención del First Certificate en el caso del inglés. La verdad es que el razonamiento me dio que pensar, y no pude menos que acordarme de las auténticas burradas que escriben muchos de mis alumnos de la universidad, en castellano, demostrando que su conocimiento de este idioma tampoco les permitiría obtener un first certificate. ¿No será que el aprendizaje de las lenguas -y no sólo del euskera- se encuentra en un nivel bastante bajo en nuestro sistema educativo? ¿Porqué seguir alimentando la ceremonia de la confusión en torno al euskera? ¿Llegará un día en que podamos hablar de nuestra vieja lengua con rigor y sin tabúes?
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