Multinacionales de bolsillo
Miles de 'pymes' salen al extranjero con ayudas públicas e Industria acaba de lanzar su programa Aprendiendo a Exportar
Miles de pymes españolas se han lanzado a exportar en los últimos años con la ayuda de la Administración. Una vez asentada en España, a la pequeña o mediana empresa altamente especializada no le queda otra vía para crecer que cruzar las fronteras y convertirse en una multinacional de bolsillo. El apoyo de la Administración es esencial para dar el paso, reconocen algunas. El Ministerio de Industria acaba de presentar el programa Aprendiendo a Exportar.
Desde 1997, unas 3.800 empresas han salido al extranjero gracias al Plan de Iniciación a la Promoción Exterior
Unas decenas de trabajadores repartidos por el globo en distintos centros de producción y delegaciones comerciales; ésa es la realidad de las nuevas multinacionales de bolsillo españolas. Obligadas a la extrema especialización, cuando la pyme se consolida no le queda más remedio que salir al extranjero, resume Ignacio Mur, director del departamento de política de empresa en la escuela de negocios Esade. Es lo que han hecho muchas firmas españolas desde la entrada de España en la Unión Europea (UE) en 1986 y en otros mercados, sobre todo a partir de la década siguiente.
La Baronía de Turís, una cooperativa valenciana de vinos, comenzó su travesía internacional en 1990. Hasta entonces no había hecho más que "exportaciones esporádicas". Seis años después ha duplicado botellas (8 millones) y facturación (2,5 millones de euros), y vende la mitad de sus caldos en más de una docena de países. Para lograrlo, "inversión, tiempo, esfuerzo y mucho corazón", resume Vicente Riera, director de la cooperativa.
Esta firma dio el salto de la mano del PIPE 2000, un programa de apoyo a la internacionalización de la pyme que asegura asesoría durante dos años, ayuda técnica, un plan estratégico, apoyo en el extranjero y financiación hasta unos 30.000 euros. "La mitad de nuestro éxito se debe a las instituciones que nos apoyaron", reconoce Riera; de otra forma "no hubiéramos llevado nosotros la iniciativa en nuestros contactos, sino nuestros clientes". Para este directivo salir al exterior "no se puede hacer a salto de mata", sino que hay que montar un departamento.
De la misma opinión es Ignacio Mur, de Esade. Hace falta "una persona dedicada, que sepa idiomas y dispuesta a viajar", dice, además de una inversión que ronda los 60.000 euros.
Así que para muchas pymes no resulta sencillo. La única forma que tienen de sobrevivir es especializarse. Concentrándose en muelles para envases de colonias, por poner un ejemplo, se agota rápidamente el mercado interno, así que hay que salir al extranjero.
Eso es lo que hizo en 1999 Eurolatón (marca de referencia de la sociedad Tivo Metal). La empresa gallega, especializada en la fabricación de herrajes (manillas, picaportes...), con una docena de trabajadores, tuvo que cruzar las fronteras. "Es una estrategia fundamental para ampliar mercado una vez que estás asentada", reconoce Enrique Villaverde, consejero delegado de la compañía.
A finales de los noventa la compañía exportaba un 17% de su producción, un porcentaje que se ha elevado hoy hasta el 59%. La facturación se ha multiplicado por cinco hasta los 14 millones de euros. "Salir al exterior es complicado, costoso, y los rendimientos hay que evaluarlos a largo plazo", resume Villaverde. Pero da resultado. Al cabo de cinco años la compañía ha abierto delegaciones comerciales en México y Alemania, y un centro de producción en Shanghai (China). Su presidente pasa ahora la mitad del tiempo en aviones.
Existen diversas ayudas públicas que hacen más fácil el camino. En 1997 la Administración central montó el plan PIPE 2000 (Plan de Iniciación a la Promoción Exterior). Hasta el momento unas 3.800 empresas han salido al extranjero de su mano. "El aumento de la cifra de exportación de las empresas PIPE ha sido de un 71,1%", responde Ángel Martín Acebes, vicepresidente ejecutivo del ICEX, organismo responsable de la gestión del plan junto con el Consejo de Cámaras de Comercio, a través de un cuestionario.
El programa "asiste a la empresa a lo largo de todo el proceso de internacionalización, en cada una de las fases de decisión y diseño de la estrategia, a lo largo de dos años", escribe Martín Acebes. "Te llevan un poco de la mano y te ayudan a superar esos miedos iniciales", dice Enrique Villaverde, de la gallega Eurolatón, que es eso que Ramón Camí, del Consorci de Promoció Comercial de Catalunya (Copca), llama una multinacional de bolsillo. El objetivo de este organismo de la Generalitat es colocar en el exterior unas 600 pymes catalanas en los próximos cuatro años (el 18,48% de las pymes españolas está en Cataluña).
A mediados de mayo el ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, presentó un nuevo programa -Aprendiendo a Exportar- que pretende servir de reclamo para "llegar a aquellas empresas que nunca se han planteado salir al exterior". En Internet existe un cuestionario de la Dirección General de Política de la Pyme para que las empresas puedan realizar un autodiagnóstico sobre sus capacidades para salir al exterior (http://www.ipyme.org/autodiagnostico/index.asp).
"20 años de adelanto"
Hay problemas a los que las pymes deben enfrentarse en su salida. Desde disponer de recursos internos suficientes hasta aumentar los niveles de calidad de sus productos, estandarizarlos, etcétera. En ocasiones incluso el idioma es un problema. Emilio Carmona, director del Área Internacional del Consejo de Cámaras de Comercio, reconoce que hay países como Alemania y Francia que "nos llevan 20 años de adelanto".
A pesar de estos esfuerzos, lo cierto es que el peso de la pyme en la exportación es muy limitado. Aunque el 93% de las empresas que exportan son firmas medianas o pequeñas, sólo les corresponde el 20% de la exportación total. Son las grandes compañías las que lideran este proceso: en muchas comunidades autónomas sólo cuatro empresas concentran el 50% del volumen exportado.
Pero aunque la pyme contribuya poco a esta balanza, le resulta esencial la salida al exterior. "Se hace más competitiva, mejora sus productos y adquiere nuevas tecnologías", señala Carmona. "Enfrentándose a mercados exteriores, la empresa tiene que aumentar sus niveles de calidad", reconoce el director de la Baronía del Turís. La cooperativa ha tenido que "introducir mejoras tecnológicas, aumentar la disciplina, etcétera". A pesar de ello, ni Riera ni el resto de los consultados duda de la necesidad de dar estos pasos. Lo resume Ignacio Mur: "La internacionalización de la pyme está clarísima: es sí o sí".
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