Salidas de emergencia

Los dirigentes de la UE han insistido en los últimos meses en que no había un Plan B ante la posibilidad de que el proceso de ratificación de la Constitución sufriera un revés del calibre actual. Era un mensaje para quienes pensaban que, en el caso de que el nuevo Tratado fuera rechazado, había otras opciones en la recámara. Sólo en los últimos días antes del referéndum francés, y a la vista de los sondeos, se manejaron algunas hipótesis, pero la mayoría han sido falsas.

- Esperar al final. Es aún la tesis oficial: la Constitución sólo entrará en vigor si es ratificada por todos, pero una declaración adjunta dice que, si la ratifican al menos 20 y otros tienen problemas, el Consejo Europeo decidirá qué hacer. Hoy parece difícil agotar el calendario, hasta noviembre de 2006, ante el temor a nuevos rechazos.

- Repetir la consulta. Sólo habría sido posible si el no hubiese ganado por estrecho margen. Ahora, ya no lo es.

- Renegociar el tratado. Ya no es factible cuando nueve Estados lo han ratificado y cuando el no francés ha sido apoyado por grupos incompatibles.

- Recuperar partes. Se trataría de aplicar algunos de los avances de la Constitución, como el nombramiento de un ministro europeo de Exteriores o del presidente de la UE. Esta tesis ha ganado fuerza desde el no francés, pero resulta complicada porque la Constitución fue pactada tras un difícil equilibrio logrado entre las pretensiones de unos o las líneas rojas de otros.

- Niza reforzado. Es la hipótesis más factible. El Tratado de Niza seguiría en vigor más allá del 1 de noviembre de 2006, fecha en la que debiera estar vigente la Constitución. Los jefes de Estado y de Gobierno pactarían incorporar partes incluidas en la Constitución. Pero los líderes entienden que ese Tratado no incluye las normas para que la UE pueda funcionar con 25 socios. Sobre todo, el reparto de votos en el Consejo, que favorece a España y Polonia.