Rosenblum, Owens y Shore ofrecen tres visiones de la fotografía urbana en EE UU
La exposición 'Calle Mayor' contiene más de 200 imágenes sobre la vida en las ciudades
La Calle Mayor de Bardem reunió ayer en una única exposición las visiones de los fotógrafos Walter Rosenblum, Bill Owens y Stephen Shore sobre ciudades estadounidenses en la segunda mitad del siglo XX. Las imágenes recogen la cercanía humanista de Rosenblum (1919) en las calles de Nueva York, los nuevos suburbios californianos en la complicidad de Owens (1938) y las ciudades anónimas de los setenta de Shore (1947). La muestra, abierta en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, forma parte del festival PHotoEspaña 2005, que se inaugura hoy.
Naomi Rosenblum, historiadora de la fotografía y esposa de Walter Rosenblum, lamentó ayer la ausencia del fotógrafo, por enfermedad, en la exposición que muestra "tres sensibilidades de la fotografía" sobre la evolución de la ciudad estadounidense, con las imágenes "más respetuosas" de Rosenblum en las zonas deprimidas, la mirada "más distante" de Owens y los cambios que registra Shore.
Manifestó que su marido quería conocer la reacción del público ante las fotos de los refugiados españoles en Francia en el año 1946, que se exponen por primera vez. Esta serie, realizada en Toulouse y San Juan de Luz en los campos de refugiados republicanos y anarquistas, fue comprada hace tres años por el Museo Nacional Reina Sofía, pero no ha salido de sus fondos.
La exposición Calle Mayor, patrocinada por la Fundación Santander Central Hispano, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, presenta a través de la fotografía la historia de la evolución de las ciudades, según Horacio Fernández, comisario general de la presenta edición del festival PHotoEspaña 2005 (www.phedigital.com) y de las muestras de Shore y Owens. Destaca "la proximidad a la gente" de Rosenblum, su fotografía humanista "llena de piedad", que aparece en las 130 obras expuestas, agrupadas por temas, en las calles de barrios de Nueva York desde los años cincuenta, otros espacios públicos o la dedicada a la II Guerra Mundial.
El blanco y negro de Rosenblum contrasta con el espacio dedicado a los "lugares extraordinarios" de Stephen Shore, que formó parte de la Factory de Warhol en el Nueva York de los sesenta. Los contrastes de color y el formalismo de sus composiciones a través de 40 obras se han colocado en una sala en blanco y negro, en la que aparecen edificios, bloques de viviendas y centros comerciales, con algunos paisajes al final de la serie, de ciudades de los años setenta que se descubren desde el automóvil. "Es el trabajo de un paseante motorizado, lo que ve desde la ventanilla del coche, una representación de la ciudad en un tiempo dominado por el arte abstracto", señala Horacio Fernández.
La vuelta al blanco y negro se distribuye en la treintena de piezas de Bill Owens, que documenta en los setenta los habitantes de los suburbios californianos, "pionero de la nueva sensibilidad de comienzos de siglo tras un rechazo en los ochenta", según el comisario, con una experiencia compartida con los habitantes, como queda reflejado en los títulos de las obras, de sus series publicadas como Suburbia.
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