Humanidades
Me licencié en Humanidades por la Universidad de Alcalá en junio de 2000. Apenas dos años después, tras preparar unas oposiciones a profesor de Geografía e Historia -probablemente con más facilidad que los propios licenciados en esas dos carreras, dado lo interdisciplinar de mi licenciatura-, comencé a trabajar en institutos. No todos mis compañeros han seguido estos pasos: unos trabajan en cines, otros como administrativos, hay algún controlador aéreo, un técnico en televisión, editores y, seguro, algún parado.
Ahora, me apena leer en su periódico que mi licenciatura va a desaparecer por las escasas salidas profesionales que tiene. Algunos nos planteamos los años de estudios universitarios como un tiempo de formación personal, y no exclusivamente profesional; la Universidad no debería ser (sólo) una fábrica de obreros, sino de personas. Yo insisto a mis alumnos del instituto en que, si tienen una clara vocación laboral, estudien lo que en España existe para tal fin, ciclos formativos de Formación Profesional. La Universidad debería ser otra cosa, pero los políticos leen demasiados informes y demasiada poca poesía.
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