Carles Casajuana novela su fascinación por Kuala Lumpur
La corrupción y los contrastes dominan el debut del escritor en el género negro
La construcción de las Torres Petronas, hasta hace poco los edificios más altos del mundo, coincidió con la época en que Carles Casajuana (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, 1954) sirvió como embajador de España en Malaisia (1996-2001). Autor de siete novelas y de un ensayo sobre Nietzsche y Josep Pla, Casajuana ha recurrido ahora por primera vez a las leyes de la novela negra para escribir Kuala Lumpur, donde ha descargado su "fascinación" por este rincón de Asia.
La novela Kuala Lumpur acaba de ser publicada simultáneamente en catalán y castellano -en traducción del autor- por Quaderns Crema y Seix Barral. El perfil de las Torres Petronas ocupa la cubierta de sendas ediciones. Casi todo en el libro tiene que ver con ellas. El detonante es el asesinato del director de una empresa española que trabaja en su construcción. Además, las torres son el símbolo de la rápida transformación y los contrastes de una ciudad y un país a los que Casajuana ha querido "rendir tributo".
"La novela es fruto de la fascinación por los contrastes entre culturas, religiones y razas, entre una naturaleza tropical exuberante y los rascacielos, entre el dinamismo económico y la vida plácida de una gente enormemente educada y tolerante", explicó Casajuana, miembro del equipo de Presidencia del Gobierno, el pasado martes en Barcelona. "He utilizado la intriga como un poeta utilizaría un soneto: para organizar el material. Mi objetivo era que la ciudad viviese dentro de la novela".
Hay, en todo caso, la búsqueda de un equilibrio: "Me ha costado huir de la postal, el reportaje periodístico y el costumbrismo. Cuando leyó la primera versión, mi editor [Jaume Vallcorba] me recomendó eliminar color local", bromeó. Y acerca de las leyes del género negro: "Me he querido alejar tanto del hard-boiled de la novela clásica de intriga como del tono nihilista de la novela urbana". Comparado por sus editores con Graham Greene, Casajuana observó que mientras que el británico "introducía un conflicto moral de cierta envergadura en sus tramas", él ha querido darle a la suya "un tono más ligero". Ahora bien, el caso de corrupción que se esconde tras el asesinato del empresario español, añadió el autor, quiere plantear la pregunta de si este tipo de delitos son "inherentes al progreso".
En Kuala Lumpur se cruzan personajes muy diversos y característicos del lugar: avispados empresarios de origen chino, malayos que ejercen de hombres de paja, abogados, detectives y periodistas de procedencia india, apurados inmigrantes indonesios que trabajan como peones de la construcción, ejecutivos extranjeros -y sus esposas- y, por supuesto, el personal del cuerpo diplomático, que Casajuana conoce muy bien y sobre el que aplica una discreta ironía.
Entre tanto personaje -la novela se construye sobre los puntos de vista cruzados de todos ellos- destaca el secretario de la Embajada española, Jordi Sureda. Mosqueado por la rapidez con que la policía del país quiere colgar el muerto a otro español e irritado por la actitud distante del embajador, el secretario decide investigar por su cuenta. "Hay una vieja máxima en el Ministerio de Exteriores que dice: 'Lo más urgente es esperar'. Sureda la utiliza para referirse irónicamente a la situación. La diferente actitud del embajador y del secretario forma parte del juego: en toda novela negra, quien investiga tiene alguien detrás que le advierte 'no te metas''. Por si acaso, una nota al inicio de la novela avisa: "Ésta es una obra de ficción. Todos los personajes y situaciones son imaginarios".
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