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Columna
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PP autónomo

Dicen que el Gobierno está intentando encontrar una solución a la financiación autonómica que conforme igualmente a Cataluña y a Andalucía. La conferencia de presidentes, que se celebrará a finales de julio, será la primera oportunidad para que el Gobierno presente esa fórmula sobre la que trabaja y que seguramente no será fácil, pero, como dicen quienes le conocen, no parece que Zapatero esté dispuesto a arredrase a estas alturas ante las dificultades que llevan aparejadas los compromisos que ha asumido. El de las reformas estatutarias plantea el muy grave problema de los agravios, ante las exigencias desmesuradas en materias tan sensibles como ésa de la financiación, que planteada como lo ha hecho Cataluña ha levantado ampollas, no sólo en el resto de las comunidades, desde luego en Andalucía, sino también en el propio Gobierno, que por más que se manifiesta dispuesto a que sea reformado el sistema de financiación, de ninguna manera está dispuesto a renunciar al principio de solidaridad que debe regir, sino por encima, desde luego en paralelo con cualquier otro principio de interés territorial. Si el Gobierno encuentra una solución que conforme a Cataluña y a Andalucía está claro que habrá encontrado la fórmula que conforme a todo el mundo, porque unas comunidades, aunque callan, no ven mal las propuestas de Cataluña, Madrid por ejemplo, y otras hacen bloque con Andalucía en la defensa del principio de solidaridad interterritorial. Tendrá el PP andaluz que estar preparado para rectificar si se encuentra una fórmula que logre el acuerdo en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera, porque de momento su discurso insiste en la idea de que al Gobierno no le preocupa Andalucía y que aquí tendremos que aguantarnos con lo que quiera Maragall, argumento que alimenta la estrategia de no colaboración con el PSOE, en línea y sin salirse de la raya, de lo que está marcado en Madrid. En Valencia se la han saltado. De manera autónoma y bastante ejemplar, el PP ha conseguido con el PSOE un pacto para la reforma del Estatuto, que demuestra que los populares valencianos han hecho oídos sordos a las alertas de los temerosos de las reformas y, al mismo tiempo, le han roto el discurso a Rajoy en Madrid y a Arenas en Andalucía.

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