Minimalismo
Luisa Etxenike acaba de publicar Los peces negros. Escrita en un tono fragmentario, la novela va contando la fascinación de una persona joven, nombrada sólo con la inicial, M., y cuyo género no se concreta, por una persona a la que no conoce. La relación entre los dos dará lugar a la confesión de este segundo personaje, eje del libro. El hilo argumental, la fascinación súbita por una persona, muestra la posibilidad de trabajar los motivos subjetivos por los que suceden las cosas. M. se encuentra con esa persona porque le llevará a un descubrimiento. Desde esa intuición se entreteje la vida de estas personas, una relación descrita siempre en el límite de lo dicho y el silencio.
M. relata en primera persona y su actitud es, sobre todo, descriptiva con respecto al mundo exterior. El segundo nivel de la narración atiende a la conciencia de esa persona innominada y el narrador se dirige a ella en segunda persona, utilizando un discurso íntimo hasta el descubrimiento de su secreto.
Mientras dura su trato, M. irá componiendo un disco y sus canciones reflejarán en un nivel simbólico su visión. El segundo personaje metaforiza la vida mediante su relación con los peces y con su abuelo que le enseñó a pescar, relación que se intensifica en el viaje que realiza en la tercera parte del libro en búsqueda de una identidad adquirida con dificultad.
Lo significativo de la novela es el intento de narrar de dos formas distintas y desde lo no dicho y velado. La descripción prefigura la sugerencia, el mundo interior se muestra a través de frases fragmentarias, cortas y lapidarias que dan sentido a la conjunción de dos sensibilidades.
Luisa Etxenike: Los peces negros. Bassarai. Vitoria. 2005. 130 páginas. 11,54 euros.
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