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Reportaje:

En espera de su protección

Declarado monumento en 1999, aún se ignora cómo se conservará el último vestigio de Altos Hornos

Diez años después de su último trabajo, sigue en pie, aunque esperando a su destino. Por lo menos, el único horno alto que aún se mantiene de la extinta Altos Hornos de Vizcaya (AHV) tiene ahora algo más claro su futuro. El Gobierno y la Diputación -y cabe la posibilidad de que se una el Ejecutivo central- van a elaborar un plan de viabilidad para la conservación y uso cultural del último gran vestigio de Altos Hornos en Sestao.

El proceso es lento. Han pasado seis años desde que uno de los dos hornos altos de dicha localidad vizcaína -el otro fue derribado junto al resto de instalaciones de la empresa y acabó como chatarra a principios de 2000- fuese declarado monumento por el Gobierno vasco. Era la garantía de su supervivencia. Sin embargo, entonces empezaron los problemas, porque la Acería Compacta de Bizkaia (ACB), la empresa que sustituyó a AHV y propietaria del horno y del suelo en que se asienta, se opuso a hacerse cargo de su mantenimiento. Además de los costes, la compañía aducía que su conservación debería recaer en la Administración, al tratarse de un bien común. El Departamento de Cultura replicaba esgrimiendo la ley de Patrimonio vasco, que encomienda esa labor a los dueños.

Cultura indica que en la financiación pueden implicarse la Diputación y el Gobierno central

El asunto, atascado por las discrepancias, acabó en los tribunales, que en 2003 dieron parcialmente la razón a la ACB y al Ayuntamiento de Sestao. La sentencia del Tribunal Superior vasco estableció que la responsabilidad de fijar el coste de recuperación y conservación del horno de Sestao correspondía al Gobierno y obligaba a la consejería de Cultura a reiniciar el expediente de catalogación de monumento desde el momento de la evaluación de estos costes.

Pese a esta resolución judicial, Cultura ha insistido en que el fallo no implica que el departamento deba "asumir esa inversión", pero tiene interiorizado que las instituciones públicas financiarán los costes de conservación de uno los símbolos de Altos Hornos. "Estamos trabajando con la Diputación y también con el Gobierno central", señala un portavoz de la consejería. El objetivo es elaborar un plan de viabilidad económica para que el horno tenga un uso tanto cultural como turístico.

"Existen diferentes vías de financiación", añade dicho portavoz oficial. "Lo puede pagar el Gobierno vasco, la Diputación y el Gobierno central al ser propiedad de una empresa que ha sido estatal. Esto puede ser lo más fácil".

Cultura está intentando cerrar el expediente de declaración de monumento para cumplir la sentencia del Superior, que, según precisa la consejería, "en ningún momento echó para atrás la calificación de monumento del horno", justificada por el departamento en 1998 por un total de seis tipos de criterios: históricos, tecnológicos, iconográficos, paisajísticos, sociales y didáctico-culturales.

Las demoras en la protección del horno alto han despertado las críticas de colectivos como la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial, que ha censurado la "desidia" institucional para la conservación y ha destacado que puede convertirse en un reclamo turístico "y por tanto en una fuente de ingresos para la Margen Izquierda".

El horno alto de Sestao, de 80 metros de altura, se inauguró en 1959 y fue apagado en 1995. Su protección como monumento se extiende a un área que suma 2.800 metros cuadrados, incluyendo los elementos auxiliares, como tres estufas, el colector de gases, el sistema de depuración y la nave de colada.

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