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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Schröder se hunde

No por previsible resulta menos trascendental la aplastante derrota por más de siete puntos de los sociademócratas a manos de los democristianos en las elecciones regionales de ayer en Renania del Norte-Westfalia, el Estado alemán más poblado (18 millones), feudo durante 39 años del SPD y último de los bastiones de la coalición a nivel federal del partido de Schröder con Los Verdes de Fischer. El varapalo en el corazón de la cuenca del Ruhr, cuna del antaño milagro económico del carbón y el acero y hoy fábrica de un millón de parados, tuvo anoche una inmediata consecuencia en Berlín: el adelanto en un año de las elecciones federales, que estaban previstas para septiembre de 2006. Las posibilidades del canciller Gerhard Schröder de lograr un tercer mandato quedan al mínimo mientras que cobran brío las aspiraciones de la líder democristiana, Angela Merkel.

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Schröder adelanta las elecciones tras sufrir una derrota histórica

La derrota del SPD y el triunfo del CDU en Renania es ante todo un voto de castigo a las reformas económicas emprendidas por Schröder, que han supuesto recortes a los subsidios de paro y prestaciones sociales, antes que al propio presidente del land, Peer Steinbrück. De Steinbrück se especula que pueda figurar en un posible reajuste del Gobierno federal en el que serían sacrificados los poderosos ministros de Finanzas y Trabajo, a quienes el canciller colocaría como cabezas de turco del estancamiento de la economía y la subida del desempleo. El crecimiento económico no superará el 0,7% este año y el paro se ha quintuplicado desde que Schröder llegó a la Cancillería en septiembre de 1998, pasando de un millón a más de cinco millones, la tasa más alta desde la Segunda Guerra Mundial. La factura de la reunificación está resultando insoportable, pero también las dificultades del Gobierno para sacar adelante la Agenda 2010, tendente a frenar el déficit público, revisar las pensiones e introducir cambios en el mercado laboral.

Es verosímil que el canciller, bregador y oportunista, trate ahora de suavizar esas medidas y presentarse al electorado con un programa más de izquierda a fin de contentar a las bases del SPD. Es dudoso que ése sea el mejor remedio a largo plazo para arreglar los males del país. Tampoco se presenta fácil recomponer la alianza con Los Verdes. El partido de Fischer ha retrocedido en Renania y ha quedado empatado con los liberales. Además, el ministro de Exteriores está tocado tras el escándalo de los visados. Todo apunta hacia un retorno del CDU, lo que en clave europea no presupone precisamente esperanza para el desarrollo de la Europa ampliada.

Fe de errores

Desde la llegada de Schröder al poder en 1988, el número de parados ha aumentado en Alemania de 4,3 a 5,2 millones y no de 1 a 5 millones.

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