"El modelo exportador de la agricultura andaluza es insostenible"
En un habitual en las citas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), siempre desde la plataforma de ONG y movimientos alternativos que se opone a la liberalización de los mercados agroalimentarios y las subvenciones en Europa y Norteamérica. Paul Nicholson, de 58 años, hijo de madre vasca en el exilio y padre inglés, es dirigente de la organización agraria vasca EHNE que, en el ámbito estatal, se integra en COAG. Y también es el coordinador para Europa de Vía Campesina, un movimiento en el que se integran formaciones que representan a 200 millones de pequeños agricultores y ganaderos. "En el mundo de produce el doble de los alimentos que necesitamos, pero más de 800 millones de personas pasan hambre y el 70% vive de la agricultura o la ganadería, hay una crisis tremenda de la agricultura familiar". Éste fue el preámbulo de la ponencia que ofreció Nicholson el viernes en Sevilla, en unas jornadas sobre soberanía alimentaria organizadas por Veterinarios Sin Fronteras.
Advierte de que en la OMC se plantea "una mayor desregulación de condiciones laborales"
Los cultivos de la región "tienen mucha fragilidad ante procesos de deslocalización"
Tras la charla, Nicholson, quien ya estuvo en la capital sevillana en junio de 2002 en la cumbre alternativa a la reunión del consejo de la UE, se reafirma en que "en la agricultura mundial, ahora los precios están en casi todos los productos por debajo de los costos de producción real", una contradicción que sólo se explica por las subvenciones de los países occidentales y la explotación en los países menos desarrollados. La clave de esta situación está en el "modelo agroexportador" dominante en la economía mundial.
La posición del coordinador para Europa de Vía Campesina es especialmente dura con la política agroalimentaria de la UE. Para Nicholson, los nuevos criterios para conceder las ayudas, que priman el desarrollo rural, las razas autóctona o la calidad en el producto son "maquillaje, apenas suponen el 5% de los fondos". La mayor parte de las ayudas, según Nicholson, priman un modelo productivista con orientación a la exportación. "Puede haber ayudas al sector agrario, pero luego no se puede orientar la producción a la exportación, eso es dumping".
El activista admite que hay una "contradicción" entre esta postura y las protestas que desata cualquer anuncio de Bruselas de recorte de ayudas. "Es verdad, pero con el sistema que hay las ayudas son necesarias para sobrevivir".
Nicholson advierte de que en la próxima ronda de la OMC en Hong Kong, a finales de año, se pondrá sobre la mesa "una mayor desregulación de las condiciones laborales" y se volverá a la carga con la liberalización del comercio de nuevos bienes y servicios, entre ellos el agua. Para el representante de Vía Campesina, el modelo agroexportador se caracteriza por un "proceso de deslocalización permanente", en el que se busca rebajar los costes sociales y medioambientales y en el que se pretende la mayor productividad a partir de la precariedad laboral y un uso intensivo de capital físico que multiplica las necesidades de financiación.
Un modelo muy representativo, a juicio de Nicholson, de buena parte de la agricultura andaluza. "La fresa, por ejemplo, era un cultivo de temporada, que se daba en casi todos los países europeos, pero la concentración del 70% de la producción en Huelva con menos costes laborales y medioambientales, acabó con eso. Ahora, los belgas calientan invernaderos de cristal con gas natural en los que ponen a trabajar a campesinos polacos. Y los polacos han llevado esa técnica a su país, donde trabajan campesinos ucranios, que cobran mucho menos", explica.
Para Nicholson, la agricultura andaluza tienen "mucha fragilidad ante procesos de desloca-lización", una situación que es extendible a todo el sector hortofrutícola andaluz, el más exitoso en los últimos años, en el que la existencia de una mano de obra inmigrante barata ha jugado un papel determinante. "Sí, ahora hay agricultores más ricos y más endeudados", concede Nicholson, quien asegura: "El modelo exportador de la agricultura andaluza es también insostenible".
La alternativa a este sistema, según Nicholson, se debe basar en reorientar la producción a los mercados locales para romper la concentración del comercio mundial en unas pocas empresas y acortar la distancia entre consumidores y productores con el objetivo de lograr precios dignos para el productor. "No es una cuestión de autarquía, la mayoría de los productos se pueden producir en todos los países", explica el dirigente agrario, quien augura un "colapso" del modelo agroexportador y apuesta por los "movimientos ciudadanos" para construir otros modelos.
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