Chile descarta que haya supervivientes entre los reclutas desaparecidos
Tres días de luto por la tragedia de los Andes
El Ejército chileno descartó ayer que haya supervivientes entre los 29 soldados que siguen desaparecidos desde el miércoles en una tormenta de nieve en las cercanías del volcán Antuco, 550 kilómetros al sur de Santiago. El presidente de Chile, Ricardo Lagos, declaró el país en duelo nacional de tres días y se desplazó a la zona. Han sido encontrados los cuerpos de 16 de las víctimas, y 112 militares que estaban aislados en un refugio bajaron a la ciudad andina de Los Ángeles.
El jefe del Ejército, el general Juan Emilio Cheyre, afirmó que lo más probable es que los 29 desaparecidos estén muertos. Si ninguno de los extraviados pudo resistir al temporal sin equipo adecuado, la tragedia del volcán Antuco, la mayor del Ejército en tiempos de paz, terminará con 45 muertos.
Al llegar los primeros 13 cadáveres hasta su unidad, el regimiento de Los Ángeles, los familiares exigieron justicia. Cheyre destituyó al comandante de este regimiento y a los dos oficiales que le seguían en el mando "por falta de criterio y capacidad profesional" al ordenar una marcha que "nunca debió haberse realizado", sin considerar los pronósticos del clima ni tener equipos para la nieve, e inició acciones judiciales, mientras diputados anunciaron la formación de una comisión investigadora.
Lagos, que ayer pronunció su último discurso sobre el estado de la nación ante el pleno del Congreso en Valparaíso, pidió al país que se sobreponga a la tragedia, saque lecciones de ella y fortalezca a las Fuerzas Armadas. Unos 4.000 estudiantes universitarios protestaron contra el Gobierno en las afueras del Congreso y la policía los reprimió. Hubo un mínimo de 50 detenciones.
El Gobierno ha respaldado al jefe del Ejército, pero criticó que se realizara la marcha de los reclutas, mientras en el Congreso surgieron voces que pedían revisar el servicio militar obligatorio. Los esfuerzos de las autoridades están ahora concentrados en la búsqueda, antes que en la exigencia de responsabilidades.
El general Cheyre informó a los padres de los soldados desaparecidos que sería un "milagro" que sus hijos no hayan muerto. "¡Yo se lo entregué bien, quiero que me lo devuelvan vivo!", clamaba con desesperación la madre de un recluta de 19 años. "Chile llora", tituló ayer el diario Las Últimas Noticias.
Familiares de algunos de los desaparecidos eludieron los controles policiales y subieron hasta la zona de la tragedia, donde la temperatura es de 15 grados bajo cero. Uno de ellos se encontró allí con el general Cheyre, que ha dirigido en persona la búsqueda, y le exigió saber de su hijo. Con dos generales y un suboficial, Cheyre vistió él mismo al primer recluta que vio muerto de hipotermia, José Bustamente, con "mis calcetines, mis calzoncillos, mi pantalón y mi medalla", antes de entregar el cuerpo a sus familiares, contó Cheyre emocionado.
Un manto de tres metros de nieve cubre el área, lo que dificulta el rescate de los cuerpos. Al amainar por unas horas ayer el mal tiempo, a la búsqueda, con patrullas terrestres del Ejército y carabineros con apoyo de civiles y helicópteros, se sumaron carros anfibios y una barcaza de la Armada, en el lago cercano.
Los sobrevivientes relataron que cuando cayó sobre ellos con intensidad el viento blanco de la tormenta se desorientaron, les costaba respirar y ver. Uno de ellos avanzó gateando hasta que pudo aferrarse a una piedra, mientras veía a sus compañeros caer. Algunos soltaron sus armas.
En esta marcha de la muerte sólo sobrevivieron aquéllos con experiencia en tormentas bajo la nieve, los oficiales de la compañía de morteros y uno de los reclutas, que recibió ayuda de sus superiores. Salvo una, todas las víctimas son reclutas con menos de un mes y medio de experiencia y que por primera vez subían a un ejercicio en la montaña.
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