Corrupción en Costa Rica, del rumor a la realidad
"Ni en los sueños más salvajes imaginamos que íbamos a llegar a donde finalmente llegamos". Mauricio Herrera, uno de los tres periodistas del diario costarricense La Nación, premio Ortega y Gasset al mejor trabajo de investigación, tiene muy claro que lo que comenzó en un rumor se convirtió finalmente en una realidad tan aplastante que terminó con 30 personas procesadas, entre funcionarios, políticos y empresarios, y dos ex presidentes de la República en prisión, Miguel Ángel Rodríguez y Rafael Ángel Calderón.
"Lo que hemos hecho ha sido un trabajo de servicio, documentamos con rigor la existencia de una red organizada por las más altas instancias del país para hacer negocios en beneficio propio desde el Estado. Pasamos de simples rumores a una realidad más que demostrable", explicaba ayer con sencillez pero con contundencia Mauricio Herrera, uno de los tres reporteros premiados junto a Ernesto Rivera y Giannina Segnini.
El caso surge a través de una denuncia, no judicial en ese momento, de una persona perjudicada en un negocio inmobiliario, que implicaba al presidente del Seguro Social costarricense, Eliseo Vargas, y su lujosa vivienda. Siguiendo este rastro, los tres miembros del equipo de investigación de La Nación, consiguieron destapar un caso de corrupción de tal envergadura, que propició la mayor crisis política en la historia de Costa Rica y obligó a renunciar al recién nombrado secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Miguel Ángel Rodríguez. Entre medias, enriquecimientos ilícitos de empresas y particulares y la implicación de la compañía francesa Alcatel.
Un antes y un después
"El secreto está en definir claramente la prueba que se requiere e investigar en ella", receta Herrera, quien cree que el caso será un punto de referencia en la historia de su país. "Habrá un antes y un después", asegura este periodista, para quien la independencia judicial y fiscal de su país y una ciudadanía no dispuesta a admitir situaciones de corrupción fueron claves para el éxito de su trabajo. También el apoyo incondicional de la dirección y la empresa editorial de La Nación, un diario con un peso institucional y político decisivo en Costa Rica.
"Es un honor insospechado. Implica honor y mayor responsabilidad. Nos obliga a mantener el rigor y comprometer aún más la calidad del trabajo", confiesa Herrera ante la concesión del premio. "Es un espaldarazo esencial para el trabajo, que nos llega en un momento importante porque estamos a mitad de camino, ya que falta mucho por investigar todavía. Este premio supone la certificación externa e independiente de que el trabajo que hemos realizado es correcto. En estos momentos se está produciendo una campaña de desprestigio y desacreditación que intenta amedrentarnos con denuncias difamatorias y cobardes", añade el periodista. El galardón les animará a trabajar con más ganas.
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