Yehoshúa reflexiona sobre las fronteras en 'La novia liberada'
El profesor Yojanán Riblin, protagonista de la novela La novia liberada (Anagrama), de Abraham B. Yehoshúa (Jerusalén, 1936), tiene entre manos una doble investigación. Por un lado, rastrea en textos literarios árabes algún signo premonitorio del conflicto entre palestinos e israelíes. En el ámbito familiar, está obsesionado por conocer las razones del divorcio de su primogénito, repudiado por la familia de la novia al año siguiente de la boda.
La trama de la obra se ambienta en una época de esperanza, los años previos al estallido de la segunda Intifada. "La empecé a escribir en 1998 y la concluí tres años después. Hasta el 2000, reinaba en Israel la calma. Eran unos años de paz. En 1998, sólo una persona fue asesinada en un acto terrorista. Desgraciadamente, pronto empezó la segunda Intifada", recordó ayer el escritor en la presentación de la novela. "Describía festivales de poesía y música a los que asistían palestinos e israelíes en paz. Parecía que todo lo que explicaba era absurdo, porque todo cambió repentinamente. Pensé que la realidad se había escapado de mi novela y que escribía de cosas banales. Ahora, tras una Intifada cruel, en la que han muerto 4.000 palestinos y 1.000 israelíes, ha vuelto la calma. Con ella, la realidad ha regresado a mi obra", añadió Yehoshúa, que junto con Amos Oz y David Grossman compone el triunvirato de lujo de la actual narrativa israelí.
Aunque Riblin sea reacio a adentrarse en la tradición literaria árabe para interpretar el presente, los recelos no le duran mucho. "Comprender a los árabes es algo importantísimo para todo el mundo, no sólo para los israelíes. La suya no es una sociedad en la que cada uno pueda decir lo que quiera. Mucha de la información necesaria para entenderlos, la más secreta, se encuentra en su literatura", dijo el autor. "Los árabes tienen un gran respeto por su lengua. Es, sobre todo, en su poesía donde se encuentran sus secretos". A su juicio, "la literatura tiene a veces aspectos de profecía por su relación con el carácter nacional. El lenguaje es el alma de estas gentes".
La reflexión sobre las relaciones entre palestinos e israelíes es un tema recurrente en las novelas de Yehoshúa. Su conclusión es contundente: "Esta novela habla de fronteras, desde las más íntimas a las geográficas. La solución al conflicto es crear unas fronteras estables entre palestinos e israelíes para delimitar los territorios".
Si bien el argumento de La novia liberada transcurre pegado a la realidad, el autor no abandona los dejes más imaginativos de sus primeras obras. La premonición o el peso de los sueños tienen de nuevo un papel esencial en la novela. "Mis primeras obras estaban separadas de la realidad. Eran abstractas y surrealistas. Poco a poco, me acerqué a ella. Sin embargo, lo fantástico es un elemento que siempre aparece en mis libros como una parte de esa realidad".
Yehoshúa también se refirió a la reciente conmemoración de la II Guerra Mundial. "Con el Holocausto se asesinó sin motivo a la tercera parte de la población judía. No nos recuperaremos nunca. Fue el fracaso de la diáspora y justifica la existencia del Estado de Israel".
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