_
_
_
_
_
Reportaje:EL FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL EN EUROPA

Japón intenta cerrar las heridas abiertas

Koizumi aprovecha su visita a Moscú para superar la disputa territorial surgida hace 60 años

El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, aprovechó su viaje a Moscú, donde participó ayer en la conmemoración del 60º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, la antigua aliada del Japón imperialista, para intentar estrechar los lazos entre su país y Rusia, cuyas relaciones están lastradas por un conflicto territorial.

Tres meses después de la victoria que puso fin a la II Guerra Mundial en Europa con la rendición de Alemania, la ex Unión Soviética violó el pacto de neutralidad soviético-japonés al declarar la guerra el 8 de agosto de 1945 a un Japón vencido y humillado por la bomba atómica arrojada por un avión de EE UU contra la ciudad de Hiroshima el 6 de agosto. Pero no fue hasta el 9 de agosto, fecha en la que fue lanzada otra bomba atómica contra la también ciudad nipona de Nagasaki, cuando comenzó el ataque soviético.

Koizumi acudió a Moscú pese a que Japón y Rusia carecen aún de un tratado de paz debido al contencioso que mantienen por los cuatro grupos de islotes que Rusia llama islas Kuriles del sur, y Japón, territorios del norte. Se trata de las ínsulas de Etorofu, Kunashiri, Shikotan y Habomai, a 15 kilómetros al norte de la isla japonesa de Hokkaido, la más septentrional del archipiélago nipón, que fueron arrebatadas como un botín de guerra por la ex Unión Soviética.

Las islas, de las que se vieron obligados a huir unos 17.000 japoneses, tienen escaso valor estratégico y económico, pero un alto valor simbólico. Koizumi ha sido el primer líder nipón en asistir a una celebración multitudinaria del fin de la II Guerra Mundial, un gesto que responde a la esperanza de que Moscú lo interprete como un deseo de curar viejas heridas, aseveran los analistas.

Koizumi confía en que su visita le ayude a lograr la devolución de las islas, a establecer un lazo seguro con su vecino del norte, pero también a contar con el apoyo de Moscú para que Japón sea miembro permanente de un ampliado Consejo de Seguridad de la ONU, que integran actualmente Rusia, EE UU, Francia, Reino Unido y China. China y Corea del Sur han expresado su oposición a que Japón entre en el grupo.

La visita de Koizumi "ofrece una oportunidad perfecta de ejercer presión para que Japón se convierta en miembro permanente del Consejo de Seguridad", indicó un responsable del Ministerio de Exteriores nipón al diario conservador japonés Sankei Shimbun.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Además, con el pretexto de su visita a Moscú, Koizumi intenta acercarse a Rusia para afianzar una alianza bilateral sólida para contrarrestar la influencia de China en el Pacífico asiático, el mismo motivo que le llevó hace unos días a desplazarse a India, Indonesia, Luxemburgo y Holanda, dicen los expertos.

La estancia de Koizumi en Moscú se produce en un momento en que Japón necesita mejorar las relaciones en la región, tras la escalada de tensiones con China y Corea del Sur, que le acusan de practicar revisionismo histórico con la publicación de manuales de historia en Japón.

Asimismo, la visita debería servir para que Koizumi fijase con el presidente ruso, Vladímir Putin, la fecha de su visita oficial a Japón. Según la agencia japonesa Kyodo, la visita de Putin a Tokio, prevista en un principio para el pasado febrero, se ha ido aplazando por las diferencias sobre los islotes, pero ahora Koizumi quiere zanjar ese problema, indicaron autoridades niponas. Rusia se ha ofrecido a entregar dos grupos de islotes, lo que Tokio considera insuficiente y exige la devolución de todos para firmar formalmente la paz.

Esta disputa ha puesto incluso en peligro un acuerdo entre Moscú y Tokio para la construcción de un oleoducto entre Taishet (sur de Siberia) y el puerto de Najodka (Pacífico ruso), con destino preferente al mercado japonés. El oleoducto, de 4.200 kilómetros de longitud si finalmente llega a Najodka, bombeará 80 millones de toneladas de petróleo anuales, esenciales para la política de diversificación de suministros de Japón, segundo consumidor de combustible del mundo, y China, el tercero.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_