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EL FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL EN EUROPA

Manifestantes en Amsterdam y Maastricht exigen la salida de Irak

Isabel Ferrer

El caos circulatorio registrado en torno a Maastricht, la ciudad del sur de Holanda que ha recibido al presidente Bush, será recordado como un hito por los lugareños. En un momento de la mañana de ayer, los policías locales y los automovilistas sufrieron uno de los mayores sofocos de su vida. Nadie sabía por dónde había que circular. Lo que sí parecía estar más claro era el servicio de seguridad que rodeaba al ilustre visitante. El hotel donde descansó la noche del sábado Bush, Chateau Saint-Gerlach, estaba rodeado por unos tres kilómetros de alambradas. A pesar de ello, seis pacifistas consiguieron acercarse a unos 600 metros del establecimiento antes de ser detenidos. Las fuerzas de seguridad aseguraron que nunca hubo peligro, ya que se les vigiló en todo momento.

En Amsterdam los manifestantes tuvieron menos problemas. En una marcha colorista y sonora, unas mil personas según la policía (8.000 para los organizadores) le dijeron el sábado a Bush que saliera de Irak. Hubo de todo. Holandesas autóctonas tocadas con un velo asegurando que la presencia de Estados Unidos en Bagdad fomentaba el temor hacia el islam. Holandeses portando una máscara con el rostro del presidente estadounidense y carteles con calificativos poco amables a la espalda y, en general, jóvenes de todos los estratos sociales pidiendo una paz concreta e inmediata.

Mientras ellos marchaban por el centro de ciudad, al otro lado de la capital, un público diferente aplaudía entusiasmado a los veteranos canadienses. Subidos a los mismos vehículos que condujeron hace 60 años y también a pie, atravesaron el puente de Amsterdam por el que entraron para liberarla.

El alcalde, el socialista Job Cohen, les recibió después y se hizo multitud de fotos con unos soldados exhaustos y sonrientes que no perdían la oportunidad de decir que no eran ellos los héroes, sino sus compañeros muertos. En Maastricht, una manifestación anti-Bush congregó a unas 200 personas.

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