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Reportaje:CRÓNICA VERDE

Maneras de crecer

La rentabilidad del turismo o la construcción se ve hipotecada por sus costes ambientales

Hace ya algunos años que el crecimiento económico de un determinado territorio no puede entenderse sin incorporar algunas variables ambientales, aquellas que dan idea del modelo de desarrollo elegido, sus verdaderos costes y, en definitiva, su capacidad para generar riqueza sin hipotecar la calidad de vida de los ciudadanos y la propia supervivencia de las diferentes actividades productivas. En Andalucía, el documento que se ha convertido en referencia de esta nueva manera, más responsable, de entender la economía regional es el Informe de Sostenibilidad, análisis de carácter anual del que acaba de publicarse, por iniciativa del Observatorio Ambiental de Andalucía y la Escuela de Organización Industrial, la segunda edición.

Aunque las estadísticas oficiales con las que se miden diferentes parámetros asociados al crecimiento económico son todavía insuficientes, o están escasamente orientadas a medir la sostenibilidad de los diferentes sectores productivos, éste es el banco de datos, cuantificables y objetivos, del que se nutre el informe.

En todos los casos se trata de medir la ecoeficiencia de las distintas actividades, es decir, si son capaces de crecer sin generar costes ambientales insostenibles. A grandes rasgos, este es el resultado del informe:

- Sector agrícola. Entre 1992 y 2003, a pesar de las lógicas oscilaciones interanuales, ha mejorado la sostenibilidad de este sector, ya que mientras el Valor Añadido Bruto (VAB) de la agricultura andaluza ha crecido un 53% y la renta agraria lo ha hecho en un 59%, se ha conseguido reducir la superficie cultivada (-4 %), se ha moderado el consumo de agua (sólo creció un 5 %) y tampoco se ha disparado la demanda de fertilizantes (aumentó un 18%). También se destaca la espectacular implantación de la agricultura ecológica, cuya superficie se ha incrementado en más de un 14.000%. El balance se ve empañado por el exagerado crecimiento en el consumo de productos fitosanitarios (53%).

- Sector transportes. En el periodo 1995-2003 esta actividad ha experimentado un notable crecimiento económico, como refleja el 45% de incremento que ha registrado su VAB. Sin embargo, y a diferencia de lo que ha ocurrido en la agricultura, esta bonanza ha originado un aumento de la presión ambiental, medida tanto en términos de consumo energético como en densidad de vehículos. El tráfico en la red de carreteras (vehículo-kilómetro/año) ha crecido por encima del 67% y el tráfico de mercancías por carretera también ha experimentado una notable expansión (101%).

- Sector energético. Tampoco en este caso parece fácil alcanzar un cierto equilibrio entre desarrollo y respeto al medio ambiente. El consumo de energía final en el periodo 2002-2003 ha crecido un 13%, mientras que el Producto Interior Bruto lo ha hecho en un 9%. Como contrapartida, el consumo de energía primaria procedente de fuentes renovables ha crecido un 13%, aventajando al petróleo (11%).

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- Sector turístico. Éste, quizá, sea el capítulo que más preocupa a los autores del informe, ya que, a pesar de su trascendencia en la economía andaluza, sus costes ambientales no dejan de crecer a un ritmo imparable. Mientras que el VAB del sector ha ganado un 29% entre 1996 y 2003, el consumo de agua de abastecimiento dedicada a estas actividades se ha incrementado en un 128% y la generación de residuos urbanos lo ha hecho en un 162%. El consumo de energía también ha crecido por encima del 20%. Esta tendencia puede ocasionar, a medio plazo, graves distorsiones en la calidad de la oferta turística.

- Sector industrial. Las presiones ambientales crecen por encima del Índice General de Producción Industrial (ganó un 5% entre 2000 y 2003), sobre todo en lo que se refiere a la producción declarada de residuos peligrosos que se incrementó un 20% en el periodo 2001-2002. Aún así, se observa una cierta moderación, sostenida, en el consumo de agua y energía, lo que parece indicar que los empresarios del sector han tomado conciencia del problema y tratan de atajarlo con diferentes instrumentos.

- Sector construcción. Al igual que en el caso del turismo ésta es una actividad claramente insostenible si se mantienen las presiones ambientales medidas en los últimos años. Mientras que el VAB del sector creció un 51% en el periodo 1995-2003, el consumo de cemento lo hizo en un 80%, el consumo de áridos en un 87% y el consumo de suelo (superficie a construir de nueva planta) en un 161%. El número de viviendas iniciadas entre 1992 y 2003 se incrementó en un 291% lo que da idea del peso que ha adquirido este sector.

Graves y urgentes

Junto a la fría recopilación de datos obtenidos a partir de estadísticas oficiales, el Informe de Sostenibilidad en Andalucía incorpora el análisis de un grupo de expertos, procedentes de diferentes ámbitos, cuyo juicio sirve para identificar aquellos problemas que más pueden afectar a la sostenibilidad de la comunidad autónoma.

De un total de 43 problemas sometidos a consulta, los setenta y cinco especialistas que colaboraron en el documento coincidieron en señalar ocho de ellos como los más importantes y, por consiguiente, graves y de urgente solución. Ordenadas según la importancia que se les ha atribuido, éstas son las cuestiones que más preocupan:

- El sector agrícola no aplica o no toma las medidas suficientes para reducir el consumo bruto de agua.

- No se respetan suficientemente las medidas para limitar la expansión urbanística con fines turísticos y, en particular, las segundas residencias.

- Extensión e intensificación de los cultivos que necesitan riego en zonas de baja disponibilidad de este recurso, y en suelos de cierto valor ecológico.

- No se desarrollan suficientemente modelos eficaces de transporte público de pasajeros alternativos al coche particular.

- El bajo precio del agua induce a un uso inadecuado por el sector agrícola.

- No se compatibiliza suficientemente la actividad turística con la disponibilidad y uso de los recursos naturales (como el agua o el suelo).

- Falta de recursos y de voluntad política en las zonas turísticas para mantener la calidad ambiental.

- No se desarrolla suficientemente el transporte de mercancías por ferrocarril como alternativa al camión.

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