97.000 toneladas de diplomacia

Con alfombra roja, 19 salvas de cañón y a los sones de ruffles and flourishes (florituras y chorreras o marcha de los infantes) fue recibido el ministro de Defensa, José Bono, a bordo del portaaviones nuclear USS Theodore Roosevelt, en el puerto de Norfolk (Virginia), la mayor base naval del mundo. El hangar que sirve de aparcamiento a los aviones F-18 Hornet y los F-14 Tomcat se llenó de banderas españolas y americanas en una recepción especialmente calurosa, tal como le había pedido el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, al subsecretario de la Navy, Leonard Avilés.

Pocas cosas simbolizan de forman tan contundente el poder global de EE UU como este portaaviones, que ha intervenido en todos los conflictos desde la primera guerra del Golfo y al que sus tripulantes se refieren, según parafraseó ayer Bono, como "4,5 acres (18.000 metros cuadrados) de territorio americano en movimiento y 97.000 toneladas de diplomacia".

El ministro correspondió a la amabilidad de sus anfitriones trasmitiéndoles el "afecto y cariño" del pueblo español al norteamericano. "Habéis rendido honor a nuestra bandera y nosotros lo rendimos emocionadamente a la vuestra, que representa el valor de la libertad, garantizada por la Armada de los Estados Unidos". Bono rememoró el apoyo de la Corona española a la independencia de EE UU y su decisivo papel en la liberación de Europa de los nazis, pero pasó por alto otros episodios históricos, como la guerra de Cuba, a pesar de que el ex presidente al que debe su nombre el buque combatió a los españoles.

El motivo de la visita del ministro era la integración de la fragata española Álvaro de Bazán F-101 en el Grupo de Combate encabezado por el Roosevelt, que, tras una fase de instrucción hasta el 22 de julio, patrullará por el Mediterráneo y el Índico entre septiembre y diciembre. Es la primera ocasión en que una fragata española se integra en un grupo de combate de EE UU, formado también por un crucero, dos destructores, dos buques auxiliares y un submarino, lo que ha sido posible porque la F-101 cuenta con un sistema de combate estadounidense.

Antes de la recepción en el Roosevelt, Bono subió a la Álvaro de Bazán, atracada en el muelle contiguo, donde en una alocución, abreviada por la uniformidad de verano y el intenso frío, anunció que la próxima ley que el Ministerio de Defensa enviará al Congreso, tras la de Tropa y Marinería, será la de suboficiales. El ministro no quiso revelar su contenido, pero dejó claro que el propósito es mejorar las retribuciones de los escalones más bajos de los cuadros de mando, cuando repitió que no es justo que un brigada con 21 años de servicio cobre menos que un mosso d?esquadra recién ingresado.

En Norfolk, Bono visitó también el cuartel general del Mando de Transformación de la OTAN, donde están destinados 28 militares españoles, y cuyo jefe, el almirante Edmund Giambastiani, visitará España la próxima semana.

En la última etapa de su periplo estadounidense, viajó ayer al Estado de Florida para visitar el Mando Central de EE UU, desde donde se dirigen las operaciones en Irak y Afganistán, en Tampa, y la factoría de la empresa española Indra en Orlando.