De Miguel de Cervantes a João Guimarães Rosa
Admirador confeso y devoto del Quijote (obra a la cual dedicó gran parte del discurso pronunciado en la ceremonia de concesión del Premio Cervantes en 1990), Roa Bastos afirmaba que escribía "solamente a ratos", cuando tenía un estímulo importante. Era extremadamente exigente, sin embargo, con su producción literaria. Al igual que su colega y amigo Ernesto Sábato, admitía haber destruido originales "para ir superando" las que llamaba sus "limitaciones": "Hay un descontento íntimo muy profundo cuando uno tiene una cosmovisión de la realidad y no logra expresarla. Se origina una tensión muy grande", se disculpaba.
Además del Cervantes, que definió como "el más alto honor que se ha concedido a mi obra", Roa recibió en 1988 en Brasil el Premio Letras del Memorial de América Latina, y en 2003, Cuba le otorgó la Orden de José Martí. Brilló como narrador en libros comprometidos con la historia política y social de su Paraguay natal, pero tentó también la poesía y el teatro (La carcajada, una pieza teatral de 1930, señaló el debut de su carrera literaria).
Literatura brasileña
Su cuño americanista marcaba también sus lecturas. Amigo personal de Roa Bastos, el escritor y psicoanalista Luis Gusmán recordaba hace pocas horas el profundo respeto del autor de Vigilia del almirante (1992) por la literatura brasileña: "Cuando yo trabajaba en la librería Martín Fierro, Roa solía pasar varias tardes a la semana a cambiar libros que las editoriales le enviaban para comentar. Eran los años setenta y la literatura del boom estaba todavía en plena efervescencia. De nuestras charlas siempre me quedó la idea de que para Roa el gran escritor no era Onetti, un contemporáneo suyo, ni Borges, sino João Guimarães Rosa".
Para Roa, recuerda Gusmán, el autor de Gran sertón: veredas era un autor injustamente relegado: "Siempre repetía que si no hubiese sido porque escribía en esa legua marginal, el portugués, la obra de Guimarães habría tenido un destino aún más grande. Para él, Guimarães había logrado contar la "realidad latinoamericana" desde un punto de vista fantástico y mítico; pero justamente por eso, insistía Roa, nos transmitía la realidad devastada de estas tierras que también eran las suyas".
El director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, que hace unos meses informó al escritor paraguayo de que la Biblioteca del Cervantes de Múnich llevará su nombre, calificó ayer a Roa Bastos de "excepcional escritor en español y guaraní" y añadió que "su literatura sacó del mutismo y la inmovilidad a una región sumida en el olvido y acallada durante años por una de las más feroces dictaduras", informa Efe.
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