Hasta que el cuerpo aguante

Decían los editores y escritores foráneos que lo de Sant Jordi es como la Feria del Libro de Madrid, pero concentrada en un solo día. Después de las firmas, comidas, cócteles, cafés y fiestas, casi nadie renunció a nada. La consigna estuvo clara: hasta que el cuerpo aguante.

Empar Moliner provocó pasmo y estupor en la fiesta de Planeta. Para ella el cansancio no existe y se puso a bailar. Arrastró a bastante personal. Hubo comida de disseny, por ejemplo, chupito de alubias, y mucha juerga. Todos encantados. Matilde Asensi contó que estuvo firmando durante siete horas, con una corta interrupción para comer. Irene Villa se confesó maravillada por Sant Jordi. "Es una tradición única en el mundo". Raphael, Boris Izaguirre, Juan Eslava Galán, Ángela Becerra, Ferran Torrent, José María Micó... Sería más fácil decir quién no estuvo. Como en el jolgorio de la revista Qué leer, en el que Pere Gimferrer-Cuca de Cominges se convirtieron en las estrellas.

En la fiesta de Grup 62 nació un nuevo dúo musical: Màrius Serra, al piano, y Rafael Vallbona cantando... canciones de los años cuarenta. Josep Maria Castellet se divirtió mucho.

Más tranquilas fueron las comidas, en plan reposo del guerrero antes de volver a la brega. Paul Preston, Cristina Peri Rossi, Agnès Agboton, Martín Garzo o Suso de Toro disfrutaron de una auténtica escalivada en el almuerzo de Random House.

Igual de tranquilo fue el de Alfaguara. Bernardo Atxaga, Jorge Edwards, Julio Llamazares, Jordi Soler, Carme Riera, Ema Wolf y Graciela Montesse contaron las anécdotas de ese día tan intenso. Edwards explicó que, además de firmar libros, alguien quiso comprarle el bastón. "No me pasa nada, es que me han operado del menisco". Atxaga perdió las gafas en una caseta y le tuvieron que prestar unas para leer el Quijote en euskera.