Cambio de piel en México
El PIB creció un 4,4% en 2004, un balón de oxígeno para Fox en vísperas de las elecciones
México empieza a sacudirse una resaca de más de cuatro años. Los datos de 2004 señalan que el letargo de la economía llegó a su fin al crecer un 4,4%. Exportaciones, turismo, remesas y una mayor producción industrial son las claves de está bocanada de aire freso para un país que no conseguía despertar. La enmarañada política mexicana, sin embargo, sigue bloqueando las reformas urgentes.
Las remesas de los emigrantes son ya la segunda fuente de divisas para México, por detrás de las ventas del petróleo pero por delante del turismo
La dependencia excesiva de EE UU, adonde va el 90% de su exportación, y la paralización de algunas reformas económicas preocupan al inversor
El Gobierno de Fox estima que la economía crecerá este año un 3,8% y que el déficit fiscal al término de 2005 no superará el 0,22% del PIB
La economía mexicana tiene un color más saludable del que lucía en los últimos cuatro años. El cambio ha sido posible gracias a la buena marcha de EE UU, donde van a parar el 90% de sus exportaciones. El 4,4% que aumentó su producto interior bruto (PIB) en 2004 revela el nuevo vigor que corre por las venas de la industria mexicana. Es el mejor dato en un lustro. Es decir, desde que Vicente Fox llegó a la presidencia y puso fin al monopolio que ejercía el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sobre el aparato del Estado.
Fox, en su campaña presidencial, prometió tasas de crecimiento por encima del 7%, que no se han logrado; pero la cifra de 2004 es un anhelado balón de oxígeno para su presidencia. La mayor parte de las reformas económicas y fiscales que ha impulsado han sido bloqueadas por el Congreso.
La producción industrial, que estaba semiparalizada (sufrió caídas en 2001, 2002 y 2003), se ha reanimado y creció un 3,8% en 2004. El sector servicios, que cada vez gana más peso, creció un 5,6%. Es el quinto año consecutivo en el que el ritmo de crecimiento del sector servicios rebasa al de la producción industrial. El sector agrícola subió un 4,8%.
Prudencia en las previsiones
Todas las parcelas de la economía se han beneficiado de una mayor demanda por parte de EE UU. Las maquiladoras, fábricas diseñadas especialmente para la producción de exportaciones, aumentaron sus ingresos un 24% en 2004 y agregaron 84.000 nuevos empleos a la economía nacional.
Las expectativas siguen siendo positivas, pero dado que los expertos internacionales señalan que 2005 va a registrar crecimientos mundiales más moderados, el Gobierno ha estimado en un 3,8% el crecimiento de México. Bancos de inversión como Goldman Sachs y Bear Stearns, sin embargo, elevan hasta el 4,1% el crecimiento esperado para el PIB mexicano.
La recuperación del sector exterior y la debilidad de la demanda interna se han traducido en un fuerte descenso del déficit comercial hasta 9.800 millones de dólares, un 50% inferior al existente en 2000, lo que, sumado a la buena gestión de la deuda, han reducido las necesidades de financiación en algo más de un 40% en los últimos cuatro años.
Aunque la susceptibilidad a los vaivenes de la economía de EE UU siguen definiendo la evolución de la economía mexicana, la demanda doméstica ha escalado puntos en el último año. El crédito a los consumidores, hasta hace poco casi inexistente, ha despegado alentado por las agresivas ofertas bancarias de tarjetas de crédito y préstamos para la compra de automóviles y casas. En 2004 los mexicanos compraron 1,1 millones de coches, una cifra récord.
Las remesas de los inmigrantes también han servido para sostener la demanda interna. En 2004 los mexicanos que viven en EE UU enviaron a casa 16.600 millones de dólares, un 23% más que en 2003. Las remesas son ya la segunda fuente de divisas, superando al turismo y sólo por detrás de los ingresos procedentes de la exportación de petróleo.
Lo bueno es que el crecimiento de la demanda interna está siendo compatible con un cierto freno a la inflación (superó levemente el objetivo de 4% fijado para 2004).
Al tiempo, una subida del 27% en los ingresos por la exportación de crudo ha permitido que el Gobierno aumente sus reservas internacionales (que se sitúan hoy en 62.000 millones de dólares). Los ingresos adicionales gracias a los altos precios del petróleo en 2004, conjugados con un Gobierno cada vez más cuidadoso a la hora de gastar dinero en programas sociales, le ha permitido a la Administración de Fox mantener el visto bueno de Wall Street y de los inversores. El déficit fiscal para 2005 se estima que no superará el 0,22% del PIB. México también se ha aprovechado de los bajos tipos de interés en EE UU para refinanciar buena parte de su deuda.
La recuperación mexicana, sin embargo, aún no termina de convencer a muchos observadores. El servicio de estudios de Caja Madrid, considera que "sólo puede calificarse como coyuntural", mientras el Fondo Monetario Internacional, en su tónica normal, ha alabado algunas de las reformas económicas, pero insiste en que cambios más drásticos son urgentes. Ambos avisan que depender de la fortuna de tu vecino del norte, léase Estados Unidos, es un persistente y quisquilloso factor de riesgo.
Las elecciones presidenciales que se avecinan también preocupan a los analistas. La vulnerabilidad de la economía al ciclo electoral se ha reducido en los últimos años, pero inversores y empresas siguen pendientes de las campañas y de cualquier señal de inestabilidad fiscal para sacar su capital.
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