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EL NUEVO PAPA | La primera homilía

La Capilla Sixtina se llenó de humo debido a un fallo durante la quema de las papeletas

Existe una explicación para el desconcierto que se produjo el martes en la plaza de San Pedro, apenas elegido el nuevo Papa. Fueron largos minutos, en concreto 14, según el cálculo de algunos minuciosos periodistas, en los que los fieles congregados en la plaza de San Pedro no supieron si gritar y dar vivas al nuevo Papa o si se trataba de un espejismo.

Mientras de la chimenea colocada sobre el tejado de la Capilla Sixtina salía apenas un hilo de humo grisáceo, que poco a poco se fue volviendo nítidamente blanco, el silencio de las campanas avalaba la hipótesis de la fumata negra. Al parecer, según informó ayer el TG2, telediario del mediodía de la segunda cadena de la RAI, todo se debió a un fallo en la combustión de las estufas en las que debían arder las papeletas y los productos químicos destinados a producir un humo netamente blanco.

Fuentes vaticanas oficiosas confirmaron al TG2 que la mala combustión hizo que la Capilla Sixtina se llenara de humo, mientras en el exterior la chimenea expulsaba apenas unas volutas grisáceas. La misma fuente no dio detalles sobre cómo se resolvió el problema, pero no cabe la menor duda de que debió llevar su tiempo. Mientras la fumata blanca era clara y visible a partir de las 17.50, las campanas no tocaron a fiesta por el nuevo Papa hasta las 18.04.

La confusión era tal que hasta la CNN dio cuenta de una nota de la Radio Vaticana que aseguraba que el humo blanco que ascendía por el cielo era, en realidad, una fumata negra. En realidad, ninguna de las tres fumatas del cónclave ha estado exenta de problemas. La primera, a las 20.04 del lunes 18 de abril, resultó equívocamente blanca durante unos segundos, antes de volverse negra. La de la mañana siguiente, a las 11.52, resultó totalmente gris desde el primer momento hasta que se extinguió en el aire.

En cuanto a la presentación del nuevo pontífice también registró un pequeño retraso respecto a la media hora habitual. El cardenal protodiácono, Jorge Arturo Medina Estévez, encargado de hacerla, no salió al balcón de las Bendiciones hasta las 18.43, para anunciar al mundo la buena nueva. Cinco minutos después saldría a escena el nuevo papa Benedicto XVI.

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