El Gobierno y los colaboradores de Severo Moto pierden su pista y temen por su vida
El líder de la oposición ecuatoguineana en el exilio viajó a Croacia el 19 de marzo
El Gobierno español y los colaboradores de Severo Moto confirmaron ayer que hace ya algún tiempo que no saben nada del líder de la oposición ecuatoguineana en el exilio. El Ejecutivo perdió la pista de Moto hace un mes en Croacia, mientras que el autoproclamado vicepresidente en el exilio, Armengol Engonga, aseguró ayer haber hablado con Moto hace ocho días y, al parecer, lo llamó desde Roma. Engonga decía que mientras no viese el cadáver no creería nada. Moto había denunciado que el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, había ordenado su asesinato.
Severo Moto suele salir de viaje sin decir el destino ni a su familia ni a los colaboradores más cercanos, pero esta vez ha pasado demasiado tiempo desde que se supo de él por última vez. Una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores declaró ayer que en el Gobierno "avanza la convicción de que lo han matado", basándose en las informaciones disponibles. Hace casi un mes que la Administración española perdió la pista del líder de la oposición ecuatoguineana en el exilio en Madrid.
Moto, según las fuentes consultadas, viajó a primeros de marzo a Zagreb (Croacia), donde supuestamente iba a reunirse con empresarios vinculados a Guinea Ecuatorial. Después de este viaje regresó a España y, el 19 de marzo, realizó un segundo viaje a la capital croata en un vuelo de Lufthansa con escala en Frankfurt. Moto se desplazó solo a Croacia, en lo que en teoría era un viaje de negocios. Desde entonces, no volvió a tenerse noticia oficial de su paradero, informa Miguel González. Las características de Croacia, como las restantes ex repúblicas yugoslavas, la hacen idónea para contratar como sicarios a antiguos combatientes de las guerras balcánicas o hacerse con los servicios de contrabandistas que facilitan el paso de fronteras.
No obstante, a pesar de las informaciones que maneja el Gobierno, el segundo de Moto, el vicepresidente del autoproclamado gobierno en el exilio, Armengol Engonga, declaró ayer que Moto lo había llamado por teléfono hace ocho días y, al parecer, desde Roma. Engonga no sabía ayer el paradero de Moto pero no tenía razones para creer que le había pasado algo malo, y recordaba que el cabecilla solía salir de viaje sin decir nada y volvía al cabo de un tiempo sin dar pistas sobre dónde había estado. "No sabemos nada", dijo Engonga. "Estamos en una actividad peligrosa y hemos pasado por mil apuros, pero yo no se nada y hasta que no me demuestren que le ha pasado algo [a Moto] no tengo nada más que decir". Engonga, en un comunicado difundido en la tarde de ayer por la Asociación para la Solidaridad Democrática con Guinea Ecuatorial (Asodegue), manifestaba que en la última conversación que había mantenido con Severo Moto, éste no le comunicó "que sucediera nada anormal".
La esposa e hija de Moto aseguraron ayer desde su domicilio de Fuenlabrada que el presidente en el exilio se encontraba en "Madrid", pero que "no sabían cuando volvería". El teléfono móvil de Moto estaba apagado o fuera de cobertura y el buzón de mensajes estaba lleno.
El Gobierno tenía últimamente muy vigilado a Moto, a raíz de que había sido acusado por el Gobierno de la antigua colonia española de encontrarse detrás de un intento de golpe de Estado. El escándalo quedó al descubierto a principios de marzo de 2004, cuando las autoridades de Zimbabue y de Guinea Ecuatorial detuvieron, con dos días de intervalo, a un total de 76 mercenarios que iban a derrocar al presidente Teodoro Obiang, quien gobierna desde que en 1979 depusiera a su tío,
Francisco Macías, quien fue procesado y ejecutado. La publicidad en torno a esta intentona golpista aumentó cuando el Gobierno surafricano acusó a Mark Thatcher, hijo de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, de ser uno de los financieros del golpe.
Golpe de Estado
El plan, según los fiscales guineanos, era reemplazar al presidente Obiang por Moto. El cabecilla fue condenado en rebeldía a 64 años de cárcel. Aunque el Gobierno ecuatoguineano solicitó a España la extradición de Moto, Madrid no la concedió. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, dio garantías explícitas de que España no serviría de base para la preparación de eventuales golpes de Estado contra Guinea Ecuatorial. Moratinos aseguró esto a Obiang durante una visita que hizo el ministro al país africano a principios de este año.
Moto llegó exiliado a España en 1982 y goza de protección como refugiado político. Tras seis años volvió a Guinea Ecuatorial para competir democráticamente con Obiang. No obstante, su Partido del Progreso no fue legalizado y debió volver a Madrid, desde donde continuó su oposición contra Obiang.
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