Zapatero promete a Portugal más cooperación que nunca

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro portugués, José Sócrates, dejaron ayer claras sus intenciones de llevar la cooperación entre España y Portugal al mayor nivel de la historia. Sócrates eligió España como el escenario de su bautizo internacional para subrayar su apuesta ibérica y enterrar las suspicacias que en ocasiones ha generado la inversión española en Portugal. Ambos países exploran la posibilidad de incluir el gas en el futuro mercado eléctrico común.

España y Portugal, que vivieron de espaldas durante décadas, son ahora dos socios comerciales de primer orden y los Gobiernos de ambos países se proponen apretar más aún el acelerador. Por primera vez en muchos años coinciden simultáneamente en ambos países Ejecutivos dirigidos por socialistas, aspecto éste que fue recalcado ayer tanto por Zapatero como por Sócrates durante su encuentro en La Moncloa, en el que participaron también los responsables de Economía, Medio Ambiente, Obras Públicas e Innovación de ambos Gabinetes.

El jefe del Gobierno español, que se refirió a su homólogo como "buen amigo" en varias ocasiones, utilizó dos expresiones entusiastas para recalcar la nueva sintonía: "Hemos puesto el reloj a la misma hora", afirmó Zapatero. Y también: "Somos dos países con trayectorias paralelas, con líneas que ahora se unen en el presente y no en el infinito". A juicio del presidente del Gobierno español, se dan todos los elementos para "fraguar la mejor relación de la historia entre España y Portugal".

Con algo más de contención, pero con el mismo fondo, se expresó el primer ministro portugués, quien ayer también se reunió con empresarios españoles en la sede de la patronal CEOE y fue recibido por el Rey en la Zarzuela. Sócrates, el primer socialista que gobierna Portugal con mayoría absoluta, se desmarcó de cualquier discurso proteccionista ante la supuesta invasión de empresas españolas en Portugal -son planteamientos "estrechos", dijo-, y recalcó que su país desea más inversión española y más empresas lusas en España. El mensaje lo repitió también, con la misma contundencia, ante la cúpula de la CEOE y una veintena de ejecutivos de grandes empresas españolas.

Sócrates se mostró tan contemporizador que ni siquiera desempolvó la queja de que el mercado español está más cerrado a las empresas portuguesas que a la inversa, una sensación muy extendida entre los sectores económicos portugueses. Según su análisis, este argumento se escucha en Portugal, mientras que en España se dice lo contrario, por lo que, en su opinión, hay que poner el acento sólo en los "grandes beneficios" que la creciente relación económica reporta a ambos países. "El éxito de España es bueno para Portugal", remachó.

Para facilitar la penetración de empresas portuguesas en el mercado español, Portugal ampliará las ayudas a las pequeñas y medianas empresas que persigan este fin. Zapatero, por su parte, mostró su predisposición a estudiar si existe alguna restricción para las empresas portuguesas, bajo la premisa de que "España es un país abierto a la competencia y de forma singular desea la máxima apertura para las empresas portuguesas".

Apoyo a Guterres

Ambos jefes de Gobierno destacaron que se mantienen los plazos para la puesta en marcha del mercado eléctrico común, prevista para el 30 de junio, y explorarán ampliarlo también al gas. Zapatero anunció una próxima reunión entre los ministros responsables de ambos Gobiernos para analizar la evolución de la cooperación eléctrica y "lo que puede ser a medio plazo la extensión a otra colaboración en el ámbito energético más allá de la electricidad, concretamente el gas".

Las otras prioridades de trabajo conjunto son las infraestructuras, la política del agua, la defensa en la Unión Europea de las políticas de cohesión, el refuerzo de las cumbres iberoamericanas y las relaciones con los países del sur del Mediterráneo. Zapatero anunció su "apoyo entusiasta" a la candidatura de António Guterres, ex primer ministro socialista de Portugal, al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).