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Reportaje:

Japón reniega de su historia

Tokio pide calma tras las protestas ante su Embajada en Pekín por un texto escolar que minimiza el pasado militarista nipón

El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, ha considerado como "muy lamentable" la violencia de los manifestantes chinos que arrojaron objetos contra la Embajada de su país en Pekín y apalearon a varios estudiantes japoneses. Las protestas se han multiplicado en China durante el pasado fin de semana, tras la aprobación por el Ministerio de Educación japonés de la revisión de un texto escolar de historia que, según numerosos críticos, reniega del pasado militarista nipón que condujo a la invasión de países asiáticos a mediados del siglo XX.

Koizumi ha exigido a China que se responsabilice de la seguridad de los ciudadanos y de los bienes japoneses en su territorio y ha llamado al diálogo y a la calma entre ambos países. "Este tipo de cosas no se debe permitir que ocurran", subrayó Koizumi, en una clara censura a la falta de actuación de las autoridades chinas para evitar estos sucesos, que suponen las mayores manifestaciones antiextranjeras en China después de las protestas contra Estados Unidos tras el bombardeo por la aviación estadounidense la Embajada china en Belgrado, en 1999.

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En el rosario de tensiones que lastran las relaciones entre el gigante económico asiático (China) y la primera economía de Asia y segunda del mundo (Japón) el nuevo manual de historia, que podrá ser utilizado en las escuelas dentro de un año, ha sido la gota que ha desbordado el vaso. El texto escolar presenta -según denuncian China y ambas Coreas- una visión distorsionada de la historia reciente de Japón, al minimizar las atrocidades cometidas por sus tropas en Asia entre 1910 y 1947.

Pese a las 124 correcciones que, supuestamente, se han efectuado a esta obra, escrita en 2001 para alumnos de edades comprendidas entre los 13 y los 15 años por la derechista Sociedad para la Reforma del Libro de Texto de Historia, el texto sigue siendo una negación del pasado. El libro retrata al Japón colonialista como país liberador más que como potencia ocupante de sus vecinos y evita calificar los hechos de invasión.

Otra crítica recae sobre el tratamiento que minimiza la masacre de Nanking (China), ocurrida en diciembre de 1937, y en la que perdieron la vida entre 200.000 y 300.000 chinos, civiles y militares desarmados. El nuevo texto es diferente del anterior, que indicaba que los militares japoneses "mataron muchos civiles chinos" y señala ahora que "ese incidente" causó "una gran cifra de muertos y heridos".

Ahora se afirma también que la guerra invasora y colonialista japonesa contra sus vecinos de la región se debió a la necesidad de "asegurarse los recursos", frente a la tesis que se había esgrimido antes de que su origen estuvo en la imperiosidad de la "autodefensa y la salvación de la propia identidad".

Este manual de historia, cuya adopción por las escuelas no es obligatorio -la anterior edición sólo fue usada por el 10% de los alumnos, según la agencia de noticias Kyodo-, ya no llama, como hasta ahora, a las esclavas sexuales chinas y coreanas en tiempos de guerra con el eufemismo "mujeres para dar confort", pero aún hace referencia una vez a "los lugares de confort" para los soldados japoneses.

En cuanto a la ocupación colonial de la península de Corea, de 1910 a 1945, las autoridades japonesas han asegurado que han subsanado errores, pero el Gobierno surcoreano considera que todavía es insuficiente y que la realidad "está bien lejos".

Un grupo de oposición japonés ha afirmado que el texto "distorsiona la historia y glorifica la guerra" y que justifica la expansión militar japonesa. El libro usa terminología de propaganda de guerra al denominar a la II Guerra Mundial como "la Gran Guerra de Asia".

La actuación de Japón en la primera mitad del siglo XX le ha obligado a pedir perdón al menos 17 veces ante China y otros países asiáticos. Los japoneses han recordado, no obstante, que los textos escolares chinos tampoco son un ejemplo de equilibro, pues soslayan el pasado y pasan por alto episodios terribles, como la matanza de la plaza de Tiananmen, donde las fuerzas de seguridad mataron a un número indeterminado de estudiantes chinos.

"Creo que hay una necesidad por ambas partes de mantener discusiones en profundidad mientras se piensa en la amistad del futuro", ha asegurado Koizumi para aludir a la necesidad de garantizar un buen clima entre Japón y China, su principal socio comercial. EE UU se vio desplazado por primera vez de ese puesto en 2004, al sumar los intercambios con China y Hong Kong 205.000 millones de dólares (160.000 millones de euros), una quinta parte del comercio exterior nipón.

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