Don Quijote visita la escuela

Hay alguna escuela o instituto que no haya invitado a Don Quijote a sus clases este año? Pocas. Nunca viajó tanto Rocinante dentro y fuera de La Mancha con su amo a cuestas. En realidad, el caballero andante siempre estuvo en las escuelas españolas y en las estanterías de casa y ningún alumno podrá decir que no leyera algún capítulo, alguna aventura, unas líneas. Pero ¿quién lo ha leído completo? ¿Quién lo ha leído bien? No los profesores, por cierto. En una encuesta entre 800 docentes elaborada en Murcia sólo el 7% de los maestros afirma haber leído esta obra en una edición completa; sin embargo, el 62% sí leyó a Harry Potter.

Entre el profesorado de secundaria, más de un 70% no ha leído ni las aventuras del hidalgo ni Harry Potter. "Esto es prácticamente lo que ocurre en toda España", afirma Pedro Guerrero, catedrático de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Murcia. Y he aquí el primer problema. No se puede transmitir pasión, interés, ni afán por una lectura que uno mismo no ha leído. En eso coincidieron varios de los expertos que la semana pasada participaron en un congreso sobre didáctica para reflexionar sobre el Quijote en el aula que se celebró en Ciudad Real. Allí estuvieron Pedro Guerrero, su colega de la Universidad de Barcelona Antonio Mendoza Fillola y Antonio Rey Hazas, catedrático de Historia de la Literatura en la Autónoma de Madrid, entre otros muchos apasionados de la obra cervantina.

¿Tienen los profesores la culpa de que el más famoso de todos los libros literarios no roce siquiera el interés de los alumnos? No, ellos también fueron estudiantes un día, y tampoco hay material pedagógico que los oriente en tan compleja tarea, opinan los expertos.

Para explicar por qué libros juveniles anglosajones se convierten en best seller en España mientras el hidalgo pelea en vano hay que desfacer algunos otros entuertos. "Creo que ha sido un texto muy manipulado, con una didáctica muy encorsetada, que se ha ido arrastrando desde el franquismo. Don Quijote estaba loco, nos decían, y punto. Y ahora resulta que a lo mejor no estaba tan loco y que se pueden hacer interpretaciones más libres", reta Pedro Guerrero. "Ha habido cierto cervantismo que ha presentado un manual fijo para la lectura del Quijote, lo ha puesto en un solo cauce y se ha desbordado. No se puede encorsetar un océano", añade.

No es obligatorio leer en los institutos españoles el Quijote. Cuando se llega a 1º de bachillerato el programa académico señala a los profesores que ha llegado la hora del Siglo de Oro, pero nadie en su sano juicio podría descartar la obra literaria más universal al explicar esa época literaria. Y así es como llega a los pupitres. "Es incuestionable que una obra de estas dimensiones no se puede abordar entera en un curso, ni en dos, pero la ventaja de este libro es que ofrece la posibilidad de que se lea de forma fragmentaria, pero hay que hacer una buena selección con un objetivo didáctico determinado". Ésta es la fórmula que recomienda Antonio Mendoza Fillola. Propone que se les dé a los chicos las claves para entender la estrategia narrativa de la obra, pautas de lectura que, "una vez alcanzada la madurez necesaria, les permita continuar la lectura".

"La lectura obligatoria es como pretender la felicidad de forma obligatoria", parafrasea Mendoza Fillola. Y recuerda a los que creen que han leído buena parte del Quijote, que la aventura de los molinos de viento la despacha Cervantes en página y media. No cree este catedrático que puedan hacerse distintos niveles de lectura del libro. "Ésta es una lectura que no se puede quedar en algo superficial, puede que no sea accesible a todos los públicos, yo soy realista", dice. Pero defiende una buena orientación para que los chicos den ese gran salto una vez que estén preparados porque "es una lectura que necesita mucha madurez".

Guerrero se muestra optimista. Cree que el centenario de la obra ha sido un aldabonazo cuyo eco ha llegado con fuerza a la escuela. Incluso en primaria, donde el Quijote ha sido un gran ausente, proliferan ahora numerosas e interesantes actividades didácticas multidisciplinares. Los maestros han implicado al caballero andante en las matemáticas, en las nuevas tecnologías, en la biología, en la música. El congreso organizado por el director de la Escuela de Magisterio de Ciudad Real, Ángel Cano, y el profesor Juan José Pastor puso de manifiesto que hay muchas formas de que el personaje más famoso del lugar sirva de ayuda y disfrute en la escuela. Profesores y maestros de toda España trasladaron sus experiencias para uso de sus colegas y recibieron las explicaciones didácticas de los expertos. Después de todo, como recordó Antonio Rey Hazas, "en la obra de Cervantes las puertas están abiertas de par en par; lo difícil es salir".