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Columna
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Provincias al desguace

Le contaron a este cronista cómo al bueno de José Joaquín Ripoll se le abrieron las carnes y sufrió un ostensible sobresalto cuando los grupos parlamentarios, incluyendo al PP, decidieron eliminar cualquier referencia a las provincias valencianas en el preámbulo del borrador de la ponencia para la reforma del Estatuto de Autonomía. Pero la semana iba ya muy cargada de sorpresas, y por medio andaba la tradicional romería a la Santa Faz, la visita de Camps a la Ciudad de la Luz, para inaugurar seis platós, en compañía de Luis García Berlanga, los funerales del Santo Padre que ha muerto en Roma, y a donde viajó el presidente de la Generalitat, en un duelo prolongado de media asta y tres días. Pero en lo tocante a la provincia, era previsible cualquier frenazo y marcha atrás. Y así sucedió: los zaplanistas de Alicante ofrecieron una dura resistencia, se alzaron contra cualquier cambio del actual modelo territorial y se opusieron a la supresión del artículo 47, que contempla la cesión de competencias a las diputaciones, y se llevan el gato al agua. Un nuevo enfrentamiento con la oposición del PSPV y EU y con la oposición interna de los campistas, a quienes les han lanzado el guante de no menear el tema de la institución provincial, y de respetar el 5% de los votos, para disponer de representación parlamentaria. Y aun al propio Francisco Camps le regatean la posibilidad de anticipar la disolución de las Cortes, antes de 2007. Royo Villanueva atinó cuando dijo, en su momento, que la comarca nace y la provincia se hace. Ahora ya sabemos hasta para qué y para quién se hace, en un estado autonómico. Así las cosas, tan enconadas como ruedan, ¿se cumplirá el acuerdo entre Camps y el dirigente socialista Joan Ignasi Pla de tener lista la reforma estatutaria, para que las Cortes le echen sus bendiciones el próximo día 25? Los zaplanistas, que blanden el incordio a la menor ocasión, lo tienen muy claro: no se pueden aprobar las modificaciones de carrerilla, por cuanto se soslayan las posibles enmiendas parciales y el voto de cada quien. De manera que hay todavía mucha tela que cortar: leyes orgánicas como las del Poder Judicial y la de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, y una exigencia que planteó rotundamente el portavoz de EU Joan Ribó: no continuar haciendo el paripé, dejarse de zarandajas, y que el Estatuto salga de una vez con la unidad de la lengua limpia de histerias y complejos. Semana ajetreada y variopinta la que queda atrás, entre la petición socialista de una Agencia Tributaria valenciana y de un nuevo modelo de financiación autonómica, por las comarcas del sur, los populares de uno u otro sector, están muy pendientes de su asamblea del día 18, de cuyo cónclave saldrá elegido el presidente local del partido conservador de la ciudad de Alicante. Aspiran a la presidencia el zaplanista Julio de España, al frente de las Cortes, y el ex concejal José Ramón García Santos. El primero tira de cargos públicos de su mismo signo; el segundo, de militantes más cercanos al campismo. Pero la opinión pública esta ahora pendiente del escándalo de Mercalicante que recientemente ha pasado a la competencia de la Fiscalía Anticorrupción. En mayo, declararán el alcalde Díaz Alperi, ediles y técnicos. La archivada querella de los socialistas se ha puesto finalmente en marcha.

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